Hace 4 horas
sábado, 14 de agosto de 2010
Contra el viento del norte
Hace un año, cuatro meses y cinco días hablé por aquí de Los vivos y los muertos, un libro que reflexionaba sobre la muerte pero con el fondo de la generación de las redes sociales y de la revolución que Internet ha provocado en todos nosotros (librito corto y muy recomendable para estos estíos). Hoy lo hago de Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer, auténtico fenómeno en tierras merkelianas (qué disfrutes del paisaje, Marchal!!!). La historia narra el encuentro virtual a través de correo electrónico entre dos personas totalmente distintas, Leo y Emmi, y su relación durante más de un año a través de este mecanismo. No es nueva la trama, pero si innova por la inmediatez y el anhelo que poco a poco van mostrando los dos por el tú desconocido. ¿Quién será el otro? ¿Cómo será? ¿Qué repercusiones tendría un encuentro real con alguien desconocido? A veces, a través del twitter, a través del Facebook, a través del correo electrónico contamos historias personales que ni tan siquiera relatamos a nuestros familiares y amigos físicos. Cientos de casos particulares, pero sobre todo pérdidas y desamores, muertes y desalientos, pesimismo en general. No nos engañemos, si la lucidez nos ha enseñado algo es que no somos pesimistas, somos realistas, aunque en muchas ocasiones parezcamos lo primero. Y una vez puestos, le damos mucho hilo a la cometa, y queremos lo que no tenemos, aunque no sea importante. La vida es como ir a las rebajas, al final casi todo lo que tenemos es prescindible. Y todo es mentira, no nos engañemos. Pero crear una ilusión, otro proyecto de vida, otro ideal (aunque en la práctica sea irrealizable) nos motiva. Pero este hecho provoca reacciones en quien importamos, en nuestros seres más próximos. Pensar te mete en líos, y pensar en cambiar de sentido cuando vas por la autovía a 120 puede tener consecuencias. Con la excusa de la concatenación de miles de correos electrónicos, Daniel Glattauer construye un universo de expectativas abiertas, pero peligroso al fin y al cabo. Nunca sabes si el deseo es realizable, porque las consecuencias de un deseo pueden convertirse en el mayor de nuestros infiernos. ¿Unos minutos de felicidad o unas décadas de convivencia? Durase la inminencia, pero la inminencia no dura, nos recuerda de vez en cuando el gran Manuel Alcántara. Mi opinión es que no tengo opinión. Bueno, quizás sí. Los encuentros con amigos del blog (siempre me han reconocido ellos, y siempre en bares) han sido satisfactorios. Pero el infierno es una cosa muy personal. En fin, que este Contra el viento del norte hace pensar, y no siempre estamos en condición de ello. Y punto.
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5 comentarios:
El libro me ha parecido interesante, sin duda. Pero el final no está bien perfilado. Es una opinión personal. Sé que tiene que ser abrupto (por necesidad de argumento), pero creo que Glattauer no lo ha graduado de la mejor forma.
Joliiiin,pues ya no lo leo.
Si es que las redes sociales son la pera.
anda y anda, que te conocen por los bares, pues si que eres conocido
Músicaaaaaaaaaaaa
Saludos y un abrazo.
Rubén, es un libro para no pensar y leer del tirón y olvidarte de todo.
Rakel, ¿y Pantanosa? ¿O fue el otro?
Marqués, ¿en qué bares?
Hiperión, que no falte!!!
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