viernes, 8 de marzo de 2013

Black Mirror. Segunda temporada

Drogas y secuelas, móviles, osos y guanteras sin cierre automático. Nada será como el primer capítulo de la primera temporada de Black Mirror, pero la inteligencia y sus sucedáneos hay que morderlos, ponerlos en las pildoras adecuadas, unirlos en medidas apropiadas. Son tres horitas aprovechables, aunque el listón, como el rasero Indie, es indeciso: esperamos más de lo que podemos obtener, creemos que podemos acostumbrarnos a algo nuevo, o creemos que nos acostumbraríamos. Pero nada es como lo ves. Y ahora todo es televisado, todo es píxel tras píxel, todo es una conjunción de aplicaciones, tuits, perfiles desastrosos y todo lo demás. Pues eso, esperando, otra vez, una historia realmente cerda. Y punto.

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