sábado, 27 de abril de 2019

Antología poética. Jaime Gil de Biedma (Alianza Editorial)

Más que la poesía, me recreé en el apunte biográfico sobre Jaime Gil de Biedma que en el prólogo hace Javier Alfaya. Ni idea que había sido profesor ayudante de Luis García de Valdeavellano, ni que había participado en aquel escrito a Fraga cuando el gallego era ministro (101 intelectuales denunciando torturas de los cuerpos de seguridad estatales españoles) ni de sus críticas al régimen cubano en 1969. Sus cuitas en la Compañía de Tabacos de Filipinas si las conocía, pero no que suspendió el examen para ingresar en el cuerpo diplomático en el apartado del ejercicio de cultura y composición española ("sarcasmo del destino" lo define Alfaya). Tampoco sabía de su trato con Aleixandre, con Jorge Guillén y con María Zambrano. También subraya Alfaya la influencia de una serie de muertes en su persona (su padre, Gabriel Ferraster, Gustavo Durán). En Amistad a lo largo reflexiona sobre el tiempo y sus cambios; en Las afueras se mete en el tema de la noche y la influencia que tiene en nosotros. Deja perlas para los que lo de pensar lo llevamos en el ADN: "Es sin duda el momento de pensar/ que el hecho de estar vivo exige algo,/ acaso heroicidades --o basta, simplemente/ alguna humilde cosa común/ cuya corteza de materia terrestre/ tratar entre los dedos , con un poco de fe?/ Palabras, por ejemplo./ Palabras de familia gastadas tibiamente". En Idilio en el café muestra su interés en los silencios; en Aunque sea un instante nos da para ejercer la reflexión: "invocando un pasado que jamás existió"; en El Arquitrabe da su opinión sobre los que están en contra (nos vale a cualquiera de nosotros): "Hay quien habla, también, del enemigo:/ inaprensibles seres/ están por todas partes, se insinúan/ igual que el polvo en las habitaciones". Será 'por poemas. En Las grandes esperanzas retoma el peso de las personas y el valor de lo que hacemos y pensamos: "cada mañana me pregunto cuántos somos/ nosotros, y de quién venimos,/ y qué precio pagamos por esa confianza". Viva la confianza. En De ahora en adelante, sigue dándole a la cocotera con el tema del tiempo (otro que se perdió a la Escuela de los Annales): "Porque de pronto el tiempo se ha colmado/ y no da para más. Cada mañana/ trae, como dice Auden, verbos irregulares/ que es preciso aprender, o decisiones/ penosas y que aguardan examen". Vivan los verbos irregulares. O los que sean. En El miedo sobreviene nos dice que "todo se ofusca en un instante". ¿De ahí vendrá El Instante de peligro? Vaya usted a saber. En el dia de hoy (26/04/1959) hace un recordatorio de momentos y personas con nombres y apellidos. Será por nombres. Apología y petición debería ser de lectura obligatoria en todas las facultades, recordando un ratito (o un buen rato), la historia de España. En Antes de ser maduro escribe JGDV: "Envejecer tiene su gracia./ Es igual que de joven/ apreder a bailar, plegarse a un ritmo./ Más insistente que nuestra inexperiencia./ Y procura también cierto instintivo/ placer curioso/ una segunda naturaleza". Y apostilla: "Como libro leídos han pasado los años". En De senctute nos dice "De la vida me acuerdo, pero dónde está". Y antes en Contra Jaime Gil de Biedma escribe JGDB: "Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,/ y la más innoble/ que es amarse a sí mismo". En No volverás a ser joven, nos dice JGDV: "Pero ha pasado el tiempo/ y la verdad desagradable asoma:/ envejecer, morir,/ es el único argumento de la obra". En De vida beata asegura JGDV: "No leer,/ no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, / y vivir como un noble arruinado/ entre las ruinas de mi inteligencia". Como cantan CD, "nariz roja de tanto sangrar". De niño a viejo y viceversa. E incluso, sorpresas, como en A una dama muy joven, separada: "Con seis amantes por banda./ Porque estamos en España./ Porque son uno y lo mismo/ los memos de tus amantes, / el bestia de tu marido". Bestial. En Canción del aniversario, como poeta maldito nos asegura que "La vida no es sueño, tú ya sabes/ que tenemos tendencia a olvidarlo". En Asturias, 1962, antes de Abascal en Covadonga el Viernes de Dolores de 2019, escribió JGDB: "Grises años gastados/ tercamente aprendiendo a no sentirse solos". Y más sorpresas, como Ruinas del Tercer Reich, en las que nos recuerda que "Por los rusos vencido y por los años,/ aún el irritado corazón/ te pide guerra". Y para acabar, recuerdo la frase de Happy ending: "En la vida los los olvidos/ no suelen durar". Lo dicho, recordar, olvidar, sensación de malestar.

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