domingo, 7 de abril de 2019

La velada en Benicarló (diálogo de la guerra de España)

Me propongo empezar a leer La velada en Benicarló de Manuel Azaña el día que FJL entrevista en su programa a José María Marco y me acuerdo de que no he leído su biografía de Manuel Azaña. Será por libros. Habrá que volver a Marco. Siempre. Con prólogo de Manuel Andújar y en edición de Selecciones Austral (edición del 1981). Escribe Azaña que empezó LVEB en 1937, dos semanas antes de la insurrección de 1937 en Barcelona. Casi nada. Dice que no era un vaticinio. No. Que era una demostración. Y asegura que, pasado el tiempo, el drama subsistirá. También habla de consuelo y esperanza. Casi nada (otra vez). Y, de fondo, la Velvet Underground. Casi nada (ya estamos en 1937 y hay un coche de un médico entre Barcelona y Benicarló). Escribe MA sobre los muertos como números estadísticos de una guerra más, de un sindiós más. "La historia es una acción estúpida", subraya MA. Incide: "Ajena, no contraria a la inteligencia humana". Siguiendo con las estadísticas, escribe sobre Pamplona: "De 36000 votos republicanos, 15000 muertos fusilados". ¿Qué esperaba MA que hubiera en Pamplona? Pues carlistas, católicos y cualquier cosa que empezara por ca. Mal asunto, para MA, ser diputado, obispo, patrono o militar. O ser. Daba igual la condición. Y la guerra hace extraños compañeros de viaje. Y de nicho. 24 días en un nicho... si el Dioni de Aljucer hubiese sido listo. Pero del Dioni de Aljucer hablaremos otro día. "Una sociedad que tenía también la pistola en la nuca". Casi nada. Medita Azaña, cual Bernabé Tierno, en la condición (o no serla) de regalador de consejos (o zar de la concordia). Y a falta de dos Españas, cuatro Españas, otras dos para matar(se) también en las Francias. Escribe MA que "todo es verdad, pero anecdótico" hablando de anarquistas homicidas y de falangistas sanguinarios. Mentira. Todo es mentira. Incide MA en la bestialidad del hombre sin matices. Bestial. Y sarcasmo, mucho sarcasmo (pero no pone en boca de arzobispos la cólera de Dios por la guerra). Y subraya la inutilidad (si no locura) de tanto comité en el bando republicano. "Hombres, convertidos en sus propios verdugos". Y continúa: "Veo el naufragio de agresores y agredidos". Critica a los militares (¿de qué le sirvió a MA ir a Francia e intentar copiar la reforma del Ejército gabacho siendo ministro del ramo?). También critica MA el papel de la Universidad (en este caso, convertida en la nacionalistas Universidad de Cataluña). El puto nacionalismo. Siempre jodiendo la marrana. Habla de la depuración de profesores (fuera los buenos, dentro los del régimen aunque no fueran amigos de la ciencia). Vamos, como ahora. Esa institución no ha cambiado mucho, sigue siendo un nido de buitres con algún pajarillo que se salva. En fin. Y el fracaso del comunismo libertario. "Reminiscencias de un siglo atrás, locuras románticas, barricadas revolucionarias". Y las pintas, un triunfo; el buen vestir, un insulto. Los fusilamientos en los cementerios (para ahorrar). No deja títere con cabeza MA poniendo el boli rojo para subrayar los disparates del examen de España. Diferencia entre los crímenes de una y otra zona, pero no le consuela. Y los oficiales militares, a la espera, siempre detrás de los comités. Otra vez los jodidos comités. La disciplina militar de no tener disciplina militar. Casi nada. "Enorme dislate", caracteriza MA al hecho de hacer un ejército de "paisanos". Normal. Disparate total. Otra vez la falta de disciplina, la anarquía más absoluta. ¿Cómo intentar ganar una guerra sin disciplina? Sigue MA: "Republicanos, monárquicos o anarquistas, los españoles hacemos siempre las mismas tonterías". Jugando a historia ficción, ¿qué pensaría MA de Sánchez, su gobierno y su tesis? ¿Qué pensaría de VOX? ¿Qué pensaría que José María Marco acabase en VOX? ¿Qué pensaría de la llegada de generales a VOX? Acaba uno de sus argumentos MA recordando el ejército del XIX y haciendo alusiones directas (dame una efe, dame otra efe): "En nuestro país, violento, intolerante, sin disciplina, los generales menores de 60 años son un peligro nacional". ¿Para cuándo una canción de Carolina Durante sobre la Guerra Civil Española? La política contra los intereses militares, la misma historia de siempre. La adaptación de los militares a lo político. Siempre ha sido así. Siempre. Todo es mentira. Añade MA: "Conozco la historia de España, su pobreza, su atraso". Apostilla MA: "Cuantos conservan un poco de buen juicio, estorban". Tal que así. Y sigue: "Me ha molestado el desdén del gobierno". Si pusiéramos una balanza (histórica), sería difícil no evaluar negativamente (eufemismos al poder) a los ministros republicanos: el modo de hacer las cosas, de gestionar los momentos. Y, como dice la buena de Paquita, hasta los teatros colectivizados. ¿En qué puto país todo tiene el mismo (des)valor? Acabáramos. Y los desertores esgrimiendo cuestiones artísticas para la huida (antes, ahora, después del 28-A gane quien gane, al tiempo). Le da hilo a la cometa (mirando a los suyos) MA: "Si no tienen dinero o les sobra el miedo, ¿por qué no han de marcharse, como los exministros?". Como sus excompañeros. ¿Qué hubiéramos hecho en primera persona del singular? También reflexiona MA sobre el papel de la mujer en la sociedad de la época, y lo que se dijo y se publicó acerca del tema del voto: "El influjo de la mujer en la vida pública española ha sido muy poderoso, sin parecerlo. Tanto, que de reducirse al sufragio, habría salido perdiendo". Y entronca cuestión de género (relaciones de género lo llaman en la corrupta universidad) con la burguesa: "Amparar con la bandera de la religión una contienda rigurosamente política y social, es malo para la burguesía misma, que se desgarra, y para la religión, que se desacredita". Añade MA: "Es caprichoso clasificar los sentimientos políticos según la diferencia de sexos". Jardines regados y por regar, que diría el hombre de la camisa verde. "La mente política de los españoles tiene algo de infantil", recuerda MA. ¿Infantil? ¿Infantiloide? ¿Se harían selfies los aviadores antes de bombardear Cabra el día de mercado o Guernica? Seguro. No hay duda. No solo en España, no hace falta localizarlo en latitudes y longitudes concretas. Y dándolo juego al tema de la publicidad, de la propaganda, MA matiza: "Un cartelón truculento es más poderoso que un raciocinio". Aumentando con la lupa la visión del mapa, habla MA del "juego europeo" de Italia y Alemania para participar en la GCE. Se pregunta MA si España no estaba pagando durante la GCE la neutralidad en 1914. Otra vez la historia ficción, otra vez las preguntas con respuestas confusas. Y añade que el papel de la URSS con la república española es de auxilio. ¿Simple auxilio? Dame una a, dame una u... Siempre nos sale Walter White y su maldita química por aquí. Y, otra vez, adelanta acontecimientos (historia ficción previa a) MA: "Si la República Española pereciese a manos de extranjeros, Inglaterra y Francia (sobre todo Francia), habrían perdido la primera batalla de la guerra futura". Pensando en el final (y pensar te mete en líos), adelanta MA: "La decisión de nuestro drama se pronunciará más allá de las fronteras". También asegura: "Desconfío de las síntesis históricas". De las putas síntesis históricas. Estira el chicle MA: "La razón no es fría ni caliente. Eso se queda para las entrañas". Una de hígados y riñones para mí, por favor, que me encantan los despojos y las entrañas. Evidentemente, el de Azaña es un discurso personal, tanto o más que una canción de Sergio Algora (aunque él pensaba que tenía más seguidores de los que realmente [repúblicamente, en este caso] tenía). Aunque, en algunas líneas conclusivas, acierta plenamente: "Nos hemos degollado y arruinado estúpidamente". Y sí, todo eso bajo el desorden revolucionario de una locura colectiva. Escribe Manuel Azaña sobre el arcaísmo político de aquella España, tan diferente y tan parecida (en el abanico preelectoral) a la de ahora. ¿De verdad había sentimiento liberal recordando el siglo XIX? ¿Seguro? Y siguiendo con ese argumento, MA no se para en el XIX, se va al IV a.C. Casi nada. Escribe sobre la época en la que viven como "nuestra edad de hierro". Recursos férricos para no acabar nunca. Altos Hornos (dentro y fuera de Vizcaya) para todos. ¿Es extrapolable la Revolución Francesa a cualquier época más o menos contemporánea? ¿De verdad que tenemos pensamientos aulardianos o mathiezanos? ¿En esas estábamos en la GCE? ¿En esas estamos a cuatro semanas de las elecciones generales del 28/042019? Escribe también MA sobre la falta de la consumación de la revolución liberal en España, del retraso político, de la "comprensión monstruosa de la soberanía popular". Y, como Chaves Nogales en A sangre y fuego, sabe MA que aquello acabará en cesarismo (daba igual el ganador, tocaba dictador de una ideología diestra o siniestra). Dice MA que, en términos político-históricos, "el siglo XIX empezó en 1789 y acabó en 1914". Será por teorías. "Es un parto distócico en el que nos fatal el tocólogo", añade MA. Y también, según el masón, "sobran comadronas y vecinas oficiosas". Suele pasar. Y para metáforas, la que hace MA del manicomio o de los manicomios de Ciempozuelos, los locos dirigiendo el ayuntamiento y dando discursos los políticos ante un romanalberquismo reinante (o en época del PSOE, mejor decir lusivalencianismo). ¿De verdad que era una "caricatura cruel" como dice MA o era la realidad? Era el final de una obra de George Orwell, un Gran Hermano con muchas bombas, y muchas aviones, y mucho mercado de Cabra. Demasiado Badajoz para todos. ¿Por qué indiscriminadamente van los dardos contra la burguesía y los propietarios? ¿No hacen falta dueños de fábricas para que tengamos fábricas? ¿De verdad que podemos diferenciar entre el burgúes y el burgues-fascista? ¿Estamos en situación de hacerlo? ¿Podemos llegar a ese grado de idiotez? Resume la revolución MA en "indisciplina, anarquía, desorden". Casi como una canción de Jota y Florent, solo falta un poco de misoginia y de desamor disfrazado (de vida cotidiana, no podía ser de otra manera). A estas alturas de la película, para MA, el "fruto de la revolución" no es más que un "Gobierno paralítico" (aquí podíamos, messianismo aparte, hacer un chiste rosarino podemizado, pero no es hora y estamos en Cuaresma y no he escrito casi nada sobre el Cardenal Segura ni el Corpus). Podíamos, como con el sorpasso. Pero no lo hubo el 26 de junio de 2016. Nos quedamos, como en diciembre del 2015, bailando bailes regionales a la puerta de El Sur, haciendo el imbécil recordando imbéciles. Lástima. Es más, MA resalta el "carácter paralizante" de los supuestos revolucionarios respecto al conflicto bélico. Me gusta como describe MA la acción de la Generalidad catalana durante la guerra, siempre con el doble juego competencial y dejando tirado al personal (como ahora, no hay tanta diferencia, solo que ahora, entre entes rufianisecos y cocomochos, todo es más deleznable). Dice MA que la Generalidad "secuestra funciones del Estado" en plena guerra. Ahora, con el infame Rajoy y el chico de la tesis negra, se le ha permitido al catalanismo mucho más. Pero se mira hacia otro lado, incluidos naranjitos de zumo amargo que no quieren cerrar TV3 (pero siempre hay tiempo para un injerto de pelo malusiano). Entonces, en el resto de España se luchaba para que los sublevados no ganaran y mientras los chicos de la Gene hacían política; ahora, otros madrugamos para pagar impuestos y que la Gene teenga oficinas por el mundo y se gaste el dinero en lazos amarillos. Nada nuevo bajo el sol. Cero sobre cero. Cataluña como "nación" en plena guerra y no como "provincia". Da que pensar. Y luego, todos a Falange, todos al movimiento (registro de abuelos de cocomochos varios). Catalanes todos, ya lo escribió el bueno de Ginés Sánchez (a contar visitas de Franco a Cataluña y a Barcelona, que hay que darle a la calculadora). La "guerra en Iberia", se refiere MA hablando de los catalanes en la GCE. De traca. Aquellas mierdas trajeron estos junquerizados problemas y forcadelles asuntos. Tal que así. Escribe MA: " Durante la guerra, de Cataluña ha salido la peste de la anarquía". Pero nosotros, asqueados, somos más de los Sex Pistols y de Airbag y de Carolina Durante. Hasta se atreve a asegurar, jugando a historia ficción el masón, de que si el golpe/pronunciamiento hubiera durado ocho días, la II República hubiese salido fortalecida. Siempre el puto condicional. No juguemos a historia ficción, y nos metemos jardines, y estaríamos todos escribiendo y hablando alemán. O ruso. Los despojos y los daños colaterales y sacar tajada de la situación infernal de la GCE. Es lo que había y es lo que hay. Nada nuevo bajo el Meteosat. Y me gusta como describe MA a cada territorio, cada uno pidiendo tajadas de melón cuando no hay pan (Cartagena incluida). Y la esperanza de lo ilógico, de lo trascendental, de lo no cotidiano. Pero no. No tenemos solución. Mierda sobre mierda. Y la comparación mussoliniana con Octavio Augusto y la lucha contra los pueblos del norte... Hay de todo en La velada en Benicarló. Un poco de todo. O de casi todo. ¿Falta humildad? Puede ser, pero ya sabemos que los trucos de márketing en literatura duran veinte páginas. O menos. Escribe MA sobre la necesidad estatal de un país tolerante y tolerable, inteligente y moral. ¿Nos valdría eso en 2019? ¿Cómo explicar a un alumno que un Pujol salga tan campante de la cárcel por el asunto de las ITV? No se puede explicar, España y Cataluña y Cantabria (e incluso Cartagena, señor excalcalde López) son así. No tienen remedio. En esta nación de naciones, que diría Pedro Sánchez, todo vale porque todo es mentira en política. Todo. No hay excepciones. Y la salida, para la guerra, la conclusión, el final, está claro para MA: "Miseria, hambre, decadencia". Pericles y Trajano como ejemplos. "El hecho bruto". Decía el hombre de la camisa verde que el grado de civilización se medía por la cantidad de mierda en cunetas y calles; para MA, "la civilización no consiste en construir tractores sino en cultivar los sentimientos y domesticar los impulsos feroces" (lo que se hubiera reído EHDLCV con la Tractoria catalana y el Marqués de Galapagar, pero eso es otra historia). ¿Fue la dictadura de Primo de Rivera una "lección de ilegalidad victoriosa" como afirma MA? Habla de España diciendo que es el único país "que se clava su propio aguijón". Tal que así, aunque antes ya lo había dicho Bismarck, no hacía falta ser un lince ni querer ser el guardabosques del Retiro. O sí. "España es un gran país estropeado por sus moradores", sentencia MA. ¿Se puede justificar de alguna manera el sufrimiento? ¿"Justiciprecio"? Y de reflexión en reflexión, llega MA al tema de los límites. ¿Cuáles eran los límites en la GCE? Se mete el aspirante a guardabosques a justificar esos límites llegando al límite del Museo del Prado, de los Velázquez, de las catedrales, de las ciudades milenarias. De lo que haga falta. ¿Vale un Velázquez lo que un soldado de 11 años? Jardines, jardines, jardines. Lo nacional como expresión de lo que éramos, de lo que somos, de lo que podemos ser (antes y después de Podemos, antes y después de Vox, antes y después de lo que venga después). Se pregunta MA: "¿Que sé han hecho los españoles unos a otros para odiarse tanto?". ¿Descendientes de la Inquisición con la quema de curas y maestros? ¿Gasolina para la iglesia? ¿Gasolina para las Casas del Pueblo? Escribe MA contra la uniformidad, contra "el exterminio de los disidentes". Repite varias veces MA el concepto de "antipatria" y hace algunas consideraciones manifiestamente mejorables respecto a la convivencia en el Medievo de la P.I. Opiniones, ni más ni menos. Que si 1492, que si 1610, que expulsiones más o menos, que si Sancho y Ricote, que si Isabel la Católica y Almanzor... Más que guardabosques MA hubiera sido un concejal de parques y jardines excepcional. Se hubiera metido en todos.

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