viernes, 8 de noviembre de 2019

The End Of The Fucking World. Segunda temporada.

Otra vez, en esta segunda temporada de The End Of The Fucking World, de amor, de desamor, de mentiras cotidianas. Notas que expresan palabras, notas de desesperación y falta de amobrosía. Volumen de miedo que sube y sube. Las cosas malas que nos pasan (que son muchas) y lo que llevan implícito. Y cuando ocurren estos hechos, nos damos cuenta de que no nos conocemos lo suficiente. La catarsis y las pajas mentales. Pasta eres y en pasta te convertirás ¿Somos únicamente problemas? ¿Las putas no aprueban exámenes? El bacalao y la capital de Letonia. Todo es mentira. Una gran mentira. Las putas, los putos, les putes. Aprueba todo Cristo, comiendo o sin comer (carmín). El copón y las trenzas. Mierdas y carteles, copas y dudas. Los exámenes y la mediocridad. Las esperas imposibles. ¿Finlandia no existe? ¿Cada pecado tiene su penitencia? ¿Nunca es nunca? El odio, los daños colaterales. Los viejos tiempos nunca vuelven. Nunca. El cerdo, San Martín, las morcillas, las balas, huidas desesperadas. ¿Soledad o locura? ¿Psicosis o realidad? ¿Tres multitud y cuatro despiporre (sin Guille)? ¿Es todo una puta mierda? Las dudas que te corroen y el dolor (y no solo de espalda). Ayudas milagrosas. Cartas pseudovictorianas. Heridas, y más heridas, y explicaciones que llegan tarde. O muy tarde. O rematadamente tarde.

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