Hace 30 minutos
sábado, 20 de noviembre de 2021
The Morning Show. Segunda temporada.
Pedir perdón, dejar atrás el ego, creerte el ombligo del mundo, marcharte a Italia, ir en busca del virus. Viva la publicidad, viva la mentira. The Morning Show vuelve con ese intento de ser radical, pero como en la primera temporada, no llega a dar el golpe en la mesa. Al final siempre hay que ser políticamente correcto porque es lo que hace el viento de levante: llevarte a donde piensas que debes ir. O no ir. ¿Hay motivos o no hay motivos para hacer lo que hacemos? ¿Debemos asumir nuestros errores o debemos caer en una penitencia eterna? Procesos que se eternizan, entre la culpa o la lástima. Preguntas que se hacen y situaciones que provocan los coches y los silencios, las luces en la noche y los viajes a Italia, el inicio de la pandemia en Occidente y vender un servicio de streaming que no sabes quién lo verá. Problemas de ricos y de borrachos, de vida social y sabanera (así la llamaba el hombre de la camisa verde). Busca y hallarás, decía el Génesis… ¿O era el Éxodo? Nos confundimos con los libros bíblicos como lo hacemos con las situaciones embarazosas, con seguir hacia adelante solo con la perspectiva del dinero en el horizonte. Todo sigue siendo mentira, aunque nos la televisen y podamos verla a cualquier hora del día.
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