martes, 9 de noviembre de 2021

American Rust (El valle del óxido). Primera temporada.

Yo me preguntaría si me están utilizando… Esa frase, utilizada tantas veces, cientos de veces, miles de veces, nos vale para resumir bastantes aspectos de American Rust (aquí, en tierras de Iván Redondo titulada El valle del óxido). Antes o después, todos utilizamos a alguien, o somos utilizados por otros, o nos dejamos utilizar. ¿Qué es peor ser utilizado o dejarse utilizar? Buena pregunta antes de mitad de noviembre, antes de un 20N, antes de un Apocalipsis de apagones y Viernes Negros donde hay que comprar o vender, o dejarse utilizar por una tarjeta de crédito. En American Rust se mezclan, entre fábricas olvidadas y sindicalistas del hilo y aguja, muchos aspectos de una América que no siempre sale en los telediarios (si es que alguien sigue viendo esa sucesión de dramas de media hora en la que los políticos salen cinco minutos). American Rust nos lleva a la factoría y al equipo de fútbol americano del instituto que el viernes reúne a la comunidad, al barrio, al condado. También reflexiona American Rust sobre la soledad de los adultos, de los que crían a tipos que hace tiempo que debieron salir de casa (o trabajar, o ir a la universidad), de los que cuidan de sus padres y de los que vuelven por necesidad, por obligación o por picor inguinal. ¿Quién busca justicia teniendo drogas que te venden en la farmacia y luego mezclas con veneno? ¿Quién quiere epifanías en una cárcel dominada por esvásticas fuera de sitio? ¿Quién quiere apocalipsis cuando no hay redención posible? Huir, volver, vegetar, recibir, contar fracturas, esconder. Llaves inglesas y siempre, siempre, algo podrido en …. Dinarmarca. Volved al colegio. Y no salgáis de allí en mucho tiempo.

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