lunes, 14 de julio de 2025

Total Control. Tercera temporada.

Las puñaladas se dan de frente. La tercera temporada de Total Control está llena de puñaladas traperas (con o sin referéndum, que eso era mentira, que lo que importaba de verdad era la singularidad del IRPF). Llena de puñaladas por la espalda, pero puestos a cuantificar, en plan Julio César (antes de los idus), siempre salen infinitas. Un número inalcanzable. Ahora que solo hablamos de Torre Pacheco y no hablamos de Begoñas (cosas de julio), no está mal recrearnos con las singularidades, vistas desde el poder, y desde la periferia del poder, y, como decía el hombre de la camisa verde, desde las antípodas del poder. En Total Control hay mucho victimismo (casi siempre de mentira, como casi siempre con todo), pero hay más trasfondo aparte del victimismo (vulgo, Busquets cayendo en una trampa). Había un compañero que decía que si el ahora floridano de las caídas intempestestivas hubiera sido negro, hubiera sacado más rojas a los contrarios. En la tercera de TC hay mucho Pepe, y mucha poca vergüenza política, que de eso hay en Australia y aquí: “No son los millonarios los que tienen que salvarnos. Eso es tarea del gobierno”. Pero el gobierno está más para el bricolaje y la fachada, para la foto y poco más. Es verdad que “es fácil ser valiente en la oposición”. Me preguntó un alumno si veía a Rufián en un ministerio y no me esperaba la pregunta y le dije que Spasic jugó en el Madrid. Buscó a Spasic por el teléfono y empezó a reír. Pensó que era una broma, algo de IA. Pues eso es lo de Total Control. Una broma. Una metáfora sin término imagen. Todo mentira. Pero a veces, en las mentiras, incluso las puñaladas se dan de frente. Y con cámaras delante.

No hay comentarios: