domingo, 10 de abril de 2016

Entre el cordero y los michirones

Nada como entrar a un bar y que el primero que te salude sea el sepulturero y sus secuaces viendo el partido del equipo de la capital de Vizcaya. No es una premonición, es que venían después los callos, los michirones y el cordero. Había testigos. De fondo se escuchaba la narración de Sixto Miguel Serrano, y, sorteando palomas, en el parque, estábamos recordando el concierto de Richi Vicente, allá por la previa de Santo Tomás de Aquino. Pasan los meses pero todo está aquí, latente, familiarizados. Y todo lo demás.

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