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lunes, 19 de agosto de 2019
Pásame con Roger Stone
Lo primero que te llama la atención de Roger Stone (de joven) en Pásame con Roger Stone es que parece Carlos Cuesta (no sé si antes o después de Colón, pero parece Carlos Cuesta). Como vivo alejado del mundanal ruido y olvidado del universo, me enteré de la existencia de Roger Stone viendo La voz más alta. Aquí no va el asunto sobre Ailes sino sobre Stone, pero ambos fueron consejeros políticos desde la época de Nixon y estuvieron en el ajo para su elección (Stone hasta tuvo que ir al Gran Jurado con el asunto del Watergate). Vaya tela con los consejeros políticos. Vaya tela. Consultores políticos los llaman. De consultores, nada. Creadores de opiniones en toda regla. Ahí aparece desde el principio Roger Stone y sus reglas, sus distintas reglas (prefiero ser un infame que un famoso, el pasado es un maldito prólogo, no estás derrotado cuando te derrotan sino cuando te das por vencido, atacar/atacar/atacar nunca defenderse, los negocios son negocios, lo único peor que estar errado es ser aburrido, lo que es de dominio público puede reclamarlo cualquiera, reinventarse, nada es verdad [todo es mentira prefiero yo, pero en algo estoy de acuerdo con alguien con injerto de pelo], piensa en grande/sé grande, el odio es un arma más poderosa que el amor, debes hacerlo todo para ganar, y no sé si alguna más, que tengo muy mala memoria). En fin, que desde el principio aparecen fotos con Nixon (lo lleva tatuado en mitad de su espalda), con Reagan, con Bush padre... Y muchas imágenes más. Consultor, asesor, llamadlo de la manera que os apetezca. El que maneja los hilos, con luces y a la sombra, depende del momento. Recuerda RS su primera gran experiencia política, en una convención republicana a mitad de los 60's, y la campaña de Nixon y se pone en relación el papel de la información y también de la desinformación. Casi nada. Se jacta de ser el cerebro de la captación de votos de Reagan en las elecciones de tres estados en el 80 (y con razón, sabiendo lo que votaba cada distrito, buscando el voto católico, el voto italiano, el voto irlandés). Todo controlado, como hace con su cuenta de Twitter y con su programa de radio de los sábados. Y su obsesión, los Clinton. Ahí el documental da mucho juego (tanto o más que un buen mediocentro en un equipo con aspiraciones a un título importante). Habla de su lobby con Black y Manafort (el que luego recupera Trump en su campaña electoral de 2016). ¿Asesoraban a dictadores del Zaire y Filipinas? ¿Qué más das? Lo importante era el dinero y ganar más dólares y daba igual la procedencia. Daba igual. La cuestión es ganar. Empresa, país, dictador, daba igual. Dinero llama dinero. La cuestión era ganar influencia, poder, elecciones. Lo que fuera. Pero ganar. Y nada de preguntas morales ni pajas mentales. Lo dice bien claro el documental: "La moralidad es una debilidad". Una de ellas, una de tantas, una de aquellas que acaban con todo. Y si hay que buscar el antielitismo, se busca, que ya ha quedado claro que todo es mentira. Buscar el voto de la "mayoría silenciosa" para darle el poder a los ricos. Lo de siempre. Y los caminos de Trump y Stone ya se cruzaron décadas atras, con asuntos en Atlantic City y los casinos y la elección de gobernador en NJ. Y su contemplativo jardín en Florida, y su salón de recuerdos y su apoyo a Dole y Kemp. Pero en esa capacidad de reinvención, le tocó pasar su propia fiebre, con un escándalo sexual en 1996. Pero resurgió y fue clave en el asunto del recuento electoral de Florida que llevó a Bush Jr a la presidencia y dejó a Al Gore a las puertas (nos recuerdan el asunto hasta con [la pendiente de ver] Recount de HBO]. También aparece reflejado el papel que tuvo con el asunto del recientemente fallecido Ross Perot y el Partido de la Reforma, y como con esos resultado (más del 18% y del 8% en el 92 y 96 los demócratas salieron beneficiados). También como se postuló Trump al Partido de la Reforma y la campaña contra Pat Buchanan que llevó a la insignificancia política de ese partido. Cuenta el documental como RS pasó de trabajar con Buchanan a hacerlo con Trump, y tiro porque me toca. Todo es mentira (otra vez). También sale a relucir el asunto de la dimisión del gobernador de NY Eliot Spitzer y mil asuntos más. Y el asunto keniata de Obama que ya vimos en la serie sobre Ailes, y la estrategia sureña (muro y demás) que ya se utilizó en época de Nixon, y el famoso debate en Fox News con Trump y los candidatos republicanos y Megyn Kelly y si Trump despidió a RS o directamente dimitió. Preguntas, preguntas, preguntas. Y como el círculo no se cierra nunca, el documental indaga también en si fue Corey Lewandowski el que largó a RS, y si luego CL fue sustituido por Paul Manafort (otra vez), que a su vez se vio inmerso en el asunto de los rusos, y los correos y todo lo demás. Todo eso hasta que Manafort también tiene que dejarlo y aparecen Steve Bannon (al que ya vimos en el tema del Brexit y a Kellyanne Conway y todos los demás. Y siempre por ahí, Roger Stone. Siempre.
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