jueves, 15 de agosto de 2019

The Naked Director. Primera temporada.

Como si de una sesión focolarina se tratara, The Naked Director empieza con fracaso y citas de Juan Salvador Gaviota (por ese orden y sin citar al baloncestita polaco). Y de ese fracaso, al paulatino ascenso dentro de un mundo en el que hay que darle a la imaginación... o no darle. Con el pretexto del tema de fondo, lo que cuenta The Naked Director es una la historia de una superación: del fracaso al éxito, de la tortura a la felicidad, del cero al infinito con paso por la cárcel incluido. ¿Qué precio tiene el éxito? ¿Qué supone innovar en un mundo anquilosado? ¿Por qué la envidia nos lleva y nos corroe por dentro? Obstáculos, obstáculos, obstáculos. Lo más paródico del asunto son ciertas persecuciones, ciertos maniqueos sin motivo aparente y ciertos decorados que dan pena más que risa. Pero que más da la presentación si el pastel de chocolate está buenísimo. O no. Bajo esa apariencia de superficial, aparecen preguntas sobre la cárcel, la heroína, el cambio generacional, la muerte del emperador, el boom de la economía japonesa y distintas sapporadas. Historia de superación personal que lleva a una serie de cambios sin precedentes. Coda: ¿Por qué queremos ser recordados? ¿Qué nos llama la atención en un tablero con demasiadas fichas? ¿Cómo cambiar de velocidad en la conversación en una partida con palabras demasiado largas?

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