sábado, 29 de mayo de 2021

Reyes de la noche. Primera temporada.

Hay una gran canción de Airbag titulada “Ahí viene la decepción”. Pues eso pasa con Reyes de la noche. Ni reyes, ni noche ni cebolletas en vinagre. Nada. Una gran decepción. Ya sé que es muy difícil hacer comedia. Muy difícil. Y si llevas la rivalidad de José María García y José Ramón de la Morena a la comedia (aunque al final se intentan poner trascendentes, con pretensiones) no puedes caer en la más triste parodia. ¿Cómo se puede transformar una historia que fue increíble en un chiste sin gracia ninguna? Es paródica hasta el Infierno. Los que seguíamos la radio de aquella guerra, sabemos que este invento no debía trivializarse así de esta forma de teleserie. No sé muy bien como definir Reyes del noche, y decepción es una palabra benévola. Demasiado benévola. Además, hay un refrito entre El larguero y Supergarcía en la Hora Cero, entre Carrusel y Tiempo de Juego, entre los subalternos y los toros bravos. Hay parecidos razonables que son de juzgado de guardia, pero no se llegará a tanto. Los que disfrutamos con la radio, antes, ahora y (supongo que) después de esto no nos merecemos una obra interpretativa como Reyes de la noche. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Viendo el piloto no vieron la que se venía encima? Hay retazos que son reales (lo de escuchar la radio viendo el fútbo, clavado), pero hay ciertas cosas que no se deberían permitir la frivolización. Lo dicho: Ahí viene la decepción.

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