miércoles, 12 de mayo de 2021

Maus

¿Cómo llegué a Maus? El relato sobre el relato de cómo llegué a Maus. Un 4 de diciembre me regalaron Los surcos del azar de Paco Roca. Días después, en La Cultureta no sé si fue Guillermo Altares o Sergio del Molino, calificó Los surcos del azar como “el Maus español”. El amigo Jesús, el autor de Megacuarenteno también habla de él favorablemente. Y de ahí, dar(le) hilo a la cometa, estirar el chicle, leer historias sobre cerdos, gatos y ratones, al más puro estilo orweliano, virtud y orfandad a partes iguales. Y empieza el tebeo, y las viñetas, y un dibujante interroga a su padre sus vicisitudes, y las de sus familiares sobre un pasado de las que no se quiere hablar. ¿Por qué no se quiere hablar del Holocausto? ¿Por qué no hablar del asesinato masivo? ¿Por qué no hablar? Decía anteayer Francino, a su vuelta postcovid, que el personal no quiere hablar del virus. No quiere. Escribe el autor de Maus, que uno de los suyos se sacó 14 dientes cuando estaba en Rusia para no ir al ejército. Y de ahí, todo lo demás: lucha entre nazis y rusos, prisioneros de guerra, Nuremberg, los juegos de ajedrez zweigianos con pan y piedras, los sábados leyendo textos sagrados, la llegada de la Gestapo y la Wehrmacht, un Bar Mitzvah que nunca se te olvida, el protectorado y el Reich polacos, la llegada a Lublin y todo lo demás. ¿Habíamos oído hablar del toque de queda pero realmente sabíamos lo que suponía un toque de queda precovid? Va a ser que no, que todo es un chiste comparado con el impuesto por los nazis a los judíos. Y del mercado negro, vaya usted a reírse a otro sitio. Lo mismo con un búnker. Y de los suicidios maternos, y de Auschwitz, y de los túneles, y de los traumas que te duran de por vida. ¿Y las manías de ese padre? ¿Tú no tendrías manías después de campos de concentración, de ver disparates? Esas palabras escritas por alguien que se supone que te quiere, “es como una caricatura del viejo judío ávaro”. Y la comparación con el odio a los negros, y un número de por vida: 175113. ¿Por qué no hablamos más en clase del affaire Dreyfuss? Nunca es suficiente. Y Birkenau y el tifus y los piojos y Mengele y la Union Werke y frases para enmarcar: “Desde Hitler no quiero tirar ni siquiera una miga”. Nada. No se desperdicia nada. A veces es de una crueldad desagradable, pero hay que leer Maus. Sí o sí.

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