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lunes, 17 de abril de 2023
Thatcher: el legado de hierro
En esas que estoy viendo el West Ham Vs Arsenal, con toda la liga en juego, y el descenso, y las pompas de jabón con el 1-2 antes del descanso (que no recreo, que no segmento de ocio), y haciendo zapping llego a Thatcher: el legado de hierro, casi como el defensa de aquel Adams, de otro tiempo, de otro Arsenal, de otro alcoholímetro. Curioso, que no casual, que los culturetas anduvieran por La Mancha (no la del Canal, la otra, la del que antes el Word cambiaba por almidonar al director de cine) y estuviera Rosa Belmonte hablando de Sara Montiel, que también falleció un 8 de abril… Del 1979 a 1990 dice al comienzo Thatcher: el legado de hierro. Casi nada. Y los subtítulos, de fondo, subtitulan una canción que dice: “Nos reiremos cuando Thatcher muera, aunque sabemos que no está bien”. También decía Rosa Belmonte, hablando de Sarita, que olía a cocodrilo. Doña Margarita no sabemos si olía a cocodrilo, pero que sacaba los cocodrilos a relucir si hacía falto eso está asegurado. Muy asegurado. “Fomentó la codicia de los banqueros”, dice uno de los que celebraba la muerte. Viva el fomento y los ministros de fomento, sean de lo que sean (no sé si era del hombre de la camisa verde, o de alguien verde, o de alguien con mucha verde en el cuerpo). Ministra de Educación, para empezar con las responsabilidades. Neoliberalismo, Milton Friedman y todo ese gran invento que lo iba a solucionar todo. Viva el nuevo mercado, viva el libre mercado, viva todo la mentira de los ultramarinos. O no. Y la candidatura para el conservador a mitad de los 70’s sin ser hombre ni participar en la II Guerra Mundial. Y como todo es mentira, asciende con un publicista al lado, con un productor de televisión. Y puestos a vender la mentira, vivan los orígenes humildes, los pueblos pequeños, el cambio de ropa: adiós a perlas y sombreros. Vivan los delantales de cuadritos. A fregar platos con el mandil. Y todo, televisado. La inflación y hacer la compra con una libra. La balanza de la compra. El sobrecito y la metáfora. Fotitos con la señora de los rulos en la cabeza y el pañuelo. Discursos contra los ruskis y la etiqueta, contra los ruskis: Estrellas rojas contra la Dama de Hierro. Conservadora, radical liberal y lo que hiciese falta. Cese total de inmigración. Como si fuera tan fácil. ¿Pena de muerte? ¿Bancarrota en el Imperio Británico? ¿El FMI obligando a ese “Invierno del Descontento”? Subraya el documental palabras como disciplina, retórica o toma de decisiones. 43% contra 40%. Y los atentados, y el director de campaña, y los daños colaterales. Y se disparan las balas y los asesinatos y los atentados. La locura. Desindustrialización acelerada. Caos ochentero. Y Ken Loach, el que faltaba, aplaudiendo las marchas antidesempleo. Y las altas tasas debilitando sindicatos. ¿Cómo lo hubiera hecho otro? Lloviendo piedras, incendiando calles, disturbios liverpoolianos, andamios voladores. Irlanda del Norte trasladada en su versión más callejera. El IRA, y el IRA Provisional y sus bajas por huelga de hambre. Y el 82 y Las Malvinas, y las mentiras y las crisis irreales que van a una velocidad en la que aplaudir no es solo suficiente. 1000 soldados muertos y globos de colores con la capitulación argentina: la engañaglobos (esa si era del hombre de la camisa verde). El Mar del Norte, el petróleo, la división de la izquierda, elecciones anticipadas y el 83 con un paseo, y no solo militar. Político, también político: “Las batallas en la paz son más difíciles de ganar que en la guerra”, dijo la Dama. Y entonces, el sindicato del carbón, Waterloo para Ken Loach. Y policías, y piquetes, y esquiroles, y entrenamiento para demostrar fuerza: la batalla de Orgreave y el “enemigo interno”. Y más bombas, hasta en la convención conservadora, y la Dama salió, huelga tras huelga, fortalecida. Y las mujeres contra el cierre de las minas, y las contradicciones de luchadora contra luchadoras. Y más de Ken Loach: “Descubrir que eres un héroe en tiempos de guerra no justifica la guerra”. Y el fin de la huelga, y volver a currar, grieta sobre grieta, y división tras división. Y la Bolsa, la desregulación, la opacidad y el paraíso fiscal. Viva el consumismo. Todo mentira, todo con pies de barro: adiós al socialismo británico. Y en el 87, otro triunfo electoral. Pero la caída del muro, hace que el enemigo del este desapareciera. Pero su antieuropeísmo, su sentimiento antialemán, el euroescepticismo empezó con ella. La hija del tendero empezó el Brexit, aunque no nos dimos cuenta. Y la misoginia, y el poder, y la historia de siempre. Y tras once años y pico, adiós a la dama, pero el hierro se quedó allí. Ultramarinos para todos: “El legado de Thatcher es el país esquizofrénico que tenemos hoy”.
Coda: Que no falten los himnos.
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