jueves, 8 de octubre de 2009

Socorrismo.


De vez en cuando, entre resaca y resaca, entre gintonic y gintonic, sopla una brisa que hace levantar el alma de cualquier difunto. Eso pasa al leer Socorrismo, el experimento literario de Antonio Luque en sus dos relatos, La Mina y Socorrismo. El sarcasmo hecho prosa cotidiana, la vida hecha la fiesta del pueblo. Esos momentos de la existencia se pueden reflejar de muchas maneras; incluso, también, en espejos. Lo que hace Antonio Luque es girar la tortilla y ponerla en la sartén, poniendo una dosis extra de aceite, sal y pimienta.

Pequeña joya que no hace reir pero que te reconcilia entre una vida que es una sucesión de martillazos y atascos, de barras de bar y servilletas que ya no son de tela. Porque no nos engañemos: hay hechos de la vida cotidiana que no queremos reconocer, ni la borrachera del día, ni las exigencias del trabajo, ni el gorroneo del sindicalista, ni la paranoia del proletariado. Todo es un chiste, pero no todo el mundo sabe contarlo. Todo es un chiste, pero no todo el mundo sabe contarlo (¿ah, es que lo había escrito ya?). El ocio malentendido, la calidad humana, las aventuras inevitables, el oro ansiado, el veneno del día, la explotación perenne, el café del tiempo, el guiri en su salsa, el Gobernador abreviado, el tongo futbolero, el puñetazo sonoro y la alegría cadavérica. Y todo lo demás.

8 comentarios:

rakel dijo...

Pásamelo, que últimamente tengo un pequeño problemilla: no duermo más de 3 horas al día.
4, con suerte si puedo en la siesta.
Aunque no sé, no sé...alopeor debería de ponerme a estudiar...

Anónimo dijo...

Tomada nota del libro de Antonio Luque, me haré con él.

MULA_GARCÍA dijo...

Hay hechos de la vida cotidiana que no queremos reconocer...ahí le has dado!Reconoces que llevas 6 (que yo haya presenciado)entre ayer y hoy???jejje. Cállate la boca y cómete el koyak!muaks

supersalvajuan dijo...

Rakel, tengo alguno pendiente de Salto de Página, o de hoja o de lo que sea, pero como el de las andanzas del Rey, ninguno.
Ernesto, merece la pena.
Maica, el Koyak o Kojack, o lo que sea que me ha vendido el primo de Kaché (que gran alumno tuvimos), fue uno de los que sobraron en la boda de la hija de Franco. Estaba revenido.

MULA_GARCÍA dijo...

jajaja..Kaquian..buen alumnno el kachén!

Sarashina dijo...

Oye, todo lo demás, ¿qué es?

Amor dijo...

Lo tengo comprado! jo jo jo

Leandro dijo...

Éste lo tengo en tareas pendientes. Con seguridad, no será un libro del montón.