jueves, 13 de diciembre de 2018

La chica del tambor (The Little Drummer Girl). Primera temporada

No hay Rosalindas, vayan de amarillo o no. No quedan. Por mucho que a tito Guillermo se le antojara así. La chica del tambor mete demasiados asuntos en el primer capítulo, difuso por momentos pero brillante con final acropolístico. Vivan las clases de Historia, vivan las Olimpiadas. Cuando tengo la suerte de explicar el siglo XX y hablo de Munich y sus atletas muertos y de la castración de uno de los once, el personal del pupitre me mira raro. La Guerra Fría, los daños colaterales, el ajedrez de la Historia y todo lo demás. Reflexiona La chica del tambor sobre la posibilidad de huir, de escapar, de intentar volver a un pasado que nunca volverá. O tal vez, sí. Da mucho juego pero también pone demasiada tensión. Es agridulce, como un día de dolor nocturno, como un agobio atemporal que nunca acaba. Altamente recomendable pero para no sufrir. Somos demasiado mayores para jugar a espías. Y todo lo demás, también.

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