martes, 28 de junio de 2022

Missions. Tercera temporada.

Alaska. Cuentos de hadas. Preguntas de difícil respuesta. Hospitales militares. Fotografías que reconocer. ¿Eres loco o te haces el loco? ¿Te has dado en la espalda con un palo de escoba hecho astillas? ¿Viajas a la Edad Media en tu periplo por el Afganistán contemporáneo? ¿Hay algo que no sea mentira? La navaja de Ockham, las explicaciones más sencillas, la vulnerabilidad de la falta de ética. O que todo es mentira. Muy mentira, que diría el hombre de la camisa verde. O creen en lo increíble, en dimensiones temporales paralelas, en líneas temporales paralelas, en convencionales errores de comprensión. No es que esté mal, es que no lo comprendemos. O no queremos comprenderlo. O nos negamos a comprenderlo. Los cuentos de Canterbury, Chaucer y todo lo demás. Cicatrices de redención. Sidereus nuncius, Galileo Galilei y todo lo demás. Las lunas de Júpiter siempre nos persiguen y el tiempo siempre va en nuestra contra. ¿Se puede vivir cuando uno ya está muerto? Viva la competición. Y el cerebro de aquella gata, Fólicette, y su estudio, y siempre hay que estar pensando algo. Repetición de errores. Sombras que ocultar, nichos que vaciar. Hágase querer por libros olvidados. Salvar el mundo. Misiones. Saber de más, o mucho, o escupir fango. Epopeyas, con o sin Gigamesh. Y más ilusiones, y falta de felicidad. “La mentira es siempre más que un derecho, para nuestra especie una necesidad, forma parte de la vida. Todas las relaciones necesitan una parte de mentira”. Y esa diferencia, entre sinceridad y hostilidad, y la pérdida de confianza, y maldiciones llenas de mentiras. “Todo el mundo debería tener derecho a mentir”. Y ese discurso del noveno capítulo, con una historia que cumplir, cumpleaños hechos claves, gestos que se traducen en caos, ajedrez que no envejece, bosque de tinieblas. ¿De qué va eso de salvar el mundo? ¿De qué va eso de destruir el mundo? ¿Dónde está el origen de los dioses? ¿Qué pijo es lo imposible? Como en Juegos de guerra, “la única manera de ganar es no jugar”. Dan mucho para la quijotera esta tercera temporada de Missions. Toca equivocarse porque, en la vida, todo es mentira. Coda: Y no te olvides ponerle alpiste al pájaro antes de atarte las manos a la espalda.

2 comentarios:

jm dijo...

Empieza bien esta temporada, pero toca temas muy densos, al final me dolía ya la cabeza

supersalvajuan dijo...

A mí me ha gustado.