domingo, 29 de mayo de 2022

Missions. Primera temporada.

De 1967 solo me suenan los Beatles. Podría ser una frase del hombre de la camisa verde. Pero no lo es. Nada de nada. Missions empieza con ese año, con un ruso perdido, abandonado, casi o tanto como aquel delantero del Sporting de Gijón. Hágase querer por un ser multimillonario, por un bezoniano experimento, por un octavo pasajero en una misión a Marte en un presente prepandémico. Eso del presente prepandémico lo escuché hace unos días en la radio, y ya está por ahí en la quijotera. Cruces temporales, que no todas son florales en los mayos que empiezan y que se acaban. Hacer la cama es un símbolo de urbanidad y de muchas cosas más. 240.000 millones no es nada para un ricachón, se puede gastar eso y más, y en banderitas para los monos de trabajo y en juguetitos escondidos y en lo que haga falta. Y siempre, como en la canción de Lagartija Nick, tenemos versiones. Muchas versiones. Diez meses de viaje a un infierno compartido, a un infierno por redescubrir, un infierno para analizar lo que hay hacer o no para aterrizar en un planeta rojo con equipaje rojo. Pero nadie se acuerda del capitán Scott, que los primeros siempre son los primeros, antes y después de las canciones de Mecano. Ni un viaje espacial es una democracia ni muchos países (de España hablaré otro día, que he citado a Lagartija Nick y Mecano en un mismo texto). Fracasos que adelantan novedades increíbles. “Los sueños de una generación son la realidad de la siguiente”. Claro que sí, salvo cuando estás en una clase de 1º de ESO y piensas que las pesadillas del presente son fruto de los errores de cuatro mamarrachos de hace unos años. Y la peña no se acuerda de Apolo XIII ni de aquella riña porque la culpa era de Paul por la disolución de los Beatles. Siempre los Beatles. Todo está relacionado. Siempre. Y los fantasmas de la navidad del pasado, aunque los ruskis de la CCCP no creyeran en la navidad. 1927. Y nada cuadra, porque esos animales en granja ajena se mezclan y todo es mentira. Aniversarios de una revolución que torció muchas cosas. Viva Marte y la kinoa. Nada como estar a 57.000.000 de kilómetros de la tierra. Que te retraten, una y otra vez. Vivan los desempates. “Si no entendemos algo, nos mantenemos al margen”. Viva el número de oro, y el dórico, y Méjico con jota. Todo es inspiración mutua, todos copiamos, todos somos una réplica. Oricalco para todos. “El rigor camufla la dulzura”. Y la catarsis de la hipnosis. “Los hombres sueñan con lugares lejanos cuando son incapaces de ocuparse de su planeta”. Vidas breves y momentos que deberían ser eternos. ¿O era al revés? Alma, clichés y juicios de valor. Y Hermes, siguiendo las palabras homéricas, y las hormigas, y todo lo que queremos ver y no vemos. “Hay que pensar las cosas al revés”. Los ricos también enferman y lloran, y si es en Marte, más todavía. Deja una buena impresión Missions en su primera temporada, pero hay que ponerle bastante imaginación.

2 comentarios:

jm dijo...

En esta primera temporada los ricachoncios no salen muy bien parados. Seres caprichosos escandalosamente ricos y rotundamente infelices

supersalvajuan dijo...

Ya lo decían en Casi Famosos: "La gente guapa no tiene valores".