lunes, 24 de agosto de 2009

Atención, Moisés!!!

Dice el primer mandamiento que el jefe nunca se equivoca, que el jefe siempre, absolutamente siempre, tiene razón. Mucha razón. Pero luego viene el cabrón destino y pone a cada uno en su sitio. Por eso, siempre es bueno tener un decálogo a mano. Y, atención chicas, llevad cuidado dónde bebéis alcohol, que nadie se puede fiar de nadie. De nadie como tú.

8 comentarios:

rubencastillogallego dijo...

Querido amigo: Creo que se impone una recogida de firmas para salvar a esta mujer de los azotes por beber cerveza. ¿Cuántos latigazos nos darían a mí por la birra y a ti por el gintonic, si estos bestias sin civilizar mandaran en España? A todos los abstemios se les pone cara de Joan Gaspart.

supersalvajuan dijo...

Rubén, como cantaba la Demencia, "un abstemio, un idiota". Estamos condenados al infierno coránico, y ahí no hay 7000 vírgenes esperándonos. Nos conformaremos con la cervecita fría. Otra!!!!

miquelet dijo...

¿Por qué antes se aparecía Dios con tanta frecuencia y ahora no hay manera de que en ningún diario salga una noticia del tipo "Obama recibe la versión 3.2 de los mandamientos de Moises como máximo representante de los hombres en la Tierra" o "la cólera de Dios arrasa en tres minutos una región birmana"?
¿Está Dios en huelga de brazos caídos o es la desidia imperante del funcionariado?

Salud.

alfonso dijo...

torpedo, pareces un "elegido" en la foto del cañon, solo q en lugar de bendiciones repartes gts

La sonrisa de Hiperion dijo...

Este mundo se está yendo al carajo por minutos...

rubencastillogallego dijo...

Miquelet, hay un libro muy pero que muy simpático de Manuel Talens que se titula "La cinta de Moebius". Si lo ves en una biblioteca, échale un vistazo. Creo que te llamará la atención. Se detiene en la hipótesis de que Dios tiene alzheimer, y que el estado actual del mundo obedece a ese declive físico y mental. También hay ordenadores por medio. Un libro ameno de verdad

Lilyth dijo...

Ups!! ya se donde no podré ir ni en dos vidas ;)

jm dijo...

El primer mandamiento, un clásico