En la cloaca más repugnante del tenebroso Estado, encontré la reunión de los Preceptistas Asociados para la Salvación de los Justos, que se acreditaban gritando a un recién llegado: "¡Ya te salvaste!, linajudo, hijo de linajudos; y eso porque no permitimos que te pellizcaras la nariz. Aquí hallarás tus iguales, aunque sufrirás la falta de pecheros y medieros". Y como advirtieran el reflexivo escándalo del Infierno, disimulando diciendo: "De nuestras viñas venimos, nada sabemos".
Miguel Espinosa, Escuela de mandarines
Hace 1 hora
No hay comentarios:
Publicar un comentario