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lunes, 4 de enero de 2016
Love/Hate. Primera temporada
Llegué a Love/Hate a través de nuestro amigo Carcetti de The Wire (viva el señor Aidan Gillen) y a través de Nathan de Misfits (viva el señor Robert Sheehan). La primera temporada de Love/Hate no deja indiferente. El Dublín más canalla, el de las mafias locales, el de la venganza, las ropas caras en casas baratas y las ropas baratas en casas caras. El Dublín religioso y de boda de postín. El Dublín de las fiestas y de las referencias a Puerto Banús y Estepona. Y el señor Gillen campando a sus anchas, con un hermanastro imbécil y con un séquito de peculiares secuaces en torno a las drogas, las putas locales y de Praga, las pistolas y la venganza como moneda de cambio. El problema del señor Sheehan es que el papel de Nathan fue tan grande que nunca lo podremos quitar de nuestras retinas, y seguirá ahí, haciendo preguntas con su mono naranja. Love/Hate tiene la virtud de contar un dramón pero con lo cotidiano de los quehaceres, con los sms para pedir medicamentos y las amenazas a los mediums de mierda, con los entierros en casa y las flores en el cementerio, con las preocupaciones de llenar el frigorífico y de llenar las fosas nasales. Y todo lo demás.
Coda: Siempre nos quedará Nathan.
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