viernes, 15 de mayo de 2020

Baron Noir. Segunda temporada

Vuelve la segunda temporada de Baron Noir. Vuelven los tejemanejes entre izquierda, derecha y Frente Nacional. Todo mentira. No hay batalla de ideologías porque ya no hay ideologías. Ninguna. Cárcel, postcárcel y pulseritas varias. Llamar “Don Hijo de Puta” a un hijo de puta. Viva la gran mentira (francesa), viva la familia, viva el dinero por el dinero. Y rencor. También se reflexiona sobre el rencor y sobre lo que olvidamos y lo que queremos olvidar y lo que no queremos olvidar (incluso en lo que pasamos por encima, por esos putos puntos suspensivos imposibles de completar). Y la decepción: la política es una continua sucesión de decepciones. Legislativas, presidenciales…. Elecciones para todos. En cada secuencia de Baron Noir te acuerdas de Baron Noir. “No queremos a Juana de Arco, queremos al tío que salvó a Carlos VII, un rey de Francia, que no se equivoque de referencia…”. Frases para enmarcar, como debe ser. Y ahora, encima, con la historia del relato, de los sondeos, “de los volantazos a la izquierda”, y “el mi mujer me engaña”, y “superyó marxista”. Todo mentira, pero mentira aumentada por Internet. Y otra vez Rubalcaba en la memoria. Otra vez. Otra vez recordando el 13M. Quizás sí, como dicen en BN: “Hay que vencer al liberalismo antes de que cause tantos muertos como el estalinismo o el nazismo”. Siempre. Siempre “primero”. “Primero, esa palabra mágica que te permite hacer nada o gilipolleces”. Zasca, zasca, zasca. Y volver a hablar de Europa, de salario mínimo, de capacidad, y hacer gobernar al centro con la izquierda. ¿Y por qué no es posible en España? ¿No es posible en España? “Promesas…una mala versión de la noche del 4 de agosto”. ¿Por qué arruinar a las empresas en nombre de las personas? ¿Reformas? ¿Se pueden hacer reformas al comienzo de la tercera década del XXI? Y el asunto religioso y racial… “Erdogan en el Elíseo”. “Quitar la careta al yerno ideal”. Y la gran mentira institucionalizada: los debates. Y la familia, el machismo, la Iglesia y todo aquello que no existió. Islam, inmigración, todo lo demás. ¿Por qué nos limitamos al hablar de política? Socialismo de dinero antes que socialismo del pueblo. ¿Hay miedo al patriota? ¿Y al patrioto? ¿Y al patriote? Las mujeres al poder. Tanto hablar de feminismo PP, PSOE y PODEMOS y tienen candidatos. Aquí no. En Baron Noir, la jefa de los indios es jefa. Jefa. Y en tiempos de coronavirus, nada como las frases del Baron Noir: “Tu problema es el tamaño de tu despacho”. Su antiguo delfín, ahora diputado, en su soledad y en la compra de votos, se pone discursos de Mitterrand: “Aquel que no acepta la ruptura, el método y elude compromisos, el que no da su consentimiento para romper con el orden establecido y la sociedad capitalista, no puede ser miembro del Partido Socialista”. Vamos, como Carmen Calvo en la clínica privada en proceso de recuperación del coronavirus. O la esposa presidencial. O la madre. O el suegro. Y el yihadismo y el problema de la violencia en las aulas galas. Unos caramelos, una paliza, un moratón. Todo eso puede cambiar unas elecciones, una reforma de la sanidad, una mierda sobre otra mierda. Lista de nombres, Vichy, colaboracionismo, Ley de Godwin. Te bajas los pantalones, no quieres perder barrios de negros y musulmanes. Todo mentira. Votar leyes a cambio de un sueldo, de un pisito en el barrio de Salamanca, de un chalé en La Navata. Entregar las ciudades a los religiosos. Priorizar. No es lo mismo en el poder que en la oposición. Todo mentira. Otra vez. Laicismo en tiempos de internet para comprar votos. Todo mentira. El socialismo vendido por el poder. Impunidad. “ ¿Dónde está el honor de Francia si el color azul del mono de trabajo es el color de la piel?” . Debates vacíos. “¿Todo el mundo es musulmán? Tal vez, pero no nos importa. O sí. “Un político socialista debe olvidarse de la religión, que lo embarulla todo y es la guerra”. Pero ya no hoy un León Blum, con o sin nabo. Sánchez celebra por un tuit el Ramadán a los musulmanes pero no la Semana Santa o la Navidad a los católicos. No vaya a ser. No vaya a. No vaya. No. La unión de la izquierda y otras mentiras. Eutanasia para todos. Y si hablas, castigado. No hablar en nombre del partido y sí en nombre particular. En primera persona del singular. Hay que pensar en un Iván Redondo sin sueldo pero siempre al servicio de la Presidenta. Siempre. Y la política internacional ante la Yihad: los turcos jodiendo la marrana, la UE bajándose los pantalones y felacionando a quien tenga que felacionar. Y si hay que resucitar a Enrique IV y su conversión al catolicismo y la liberación y la integración del país y la guerra civil. ¿Una conversión es debilidad? ¿Es Pedro Sánchez la misma persona que firmó un acuerdo con Albert Rivera el mismo que gobierna con Pablenín el galapareño? Dice el Baron Noir que “cuando hablamos, todo es posible”. ¿Seguro? ¿Es Arrimadas la misma que ponía verde a Torra y Puigdemont la que ahora pacta con Sánchez a cambio de nada? ¿Cambiamos todos sin motivo aparente? ¿Quién quiere ser Bruto o Judas? ¿Cuántos cadáveres políticos del socialismo español ha dejado Sánchez en su ascenso al bolivarianismo? Ahora, hasta aprovechando el aniversario de la muerte de Alfredo, lo utiliza. Hay una frase en la serie que es aplicable, hiperaplicable, al sanchismo: “Había socialismo revolucionario, socialismo reformista y usted ha creado el socialismo de improvisación”. El socialismo del XXI es un socialismo de improvisación y tiene en el sanchismo su máximo exponente. ¿Qué pides a cambio de un genuflexión? Robespierre o Lenin, elijan ustedes. Revocación de elegidos, como en Venezuela. Todo es un círculo. 17 estados yanquis y la iniciativa popular que puede llevar a elecciones. Todo es mentira y la democracia la mayor de ellas. Y el puto debate de la eutanasia. Mezclarlo todo en un pastiche infumable, en un historicismo de Falcon y viaje al FIB y boda del cuñado. Y leer a Michelet sobre revoluciones que parecían ser mucho y fueron poco. ¿O era al revés? La misma pregunta de siempre: ¿Fueron revoluciones sociales con consecuencias políticas o fueron revoluciones políticas con consecuencias sociales? Y lo dijo Marx, como bien lo recuerdan en Baron Noir: “El proletariado será revolucionario o no será nada”. Y no, yo no he leído a Michelet. Pucherazos en tiempos de Internet. 1936, 1981, la izquierda en el poder… ¿Realmente ha utilizado el poder la izquierda? Puede la izquierda matar a alguien del ISIS dentro y fuera de Francia, en Siria o fuera de Siria, utilizando su poder. Por supuesto. Guerras, Irak, Aznar haciendo una guerra de puta pena… Todo tiene consecuencias. ¿Se puede judicializar todo? ¿Es lícito asesinar a asesinos? ¿Nos acordamos del GAL? ¿Es lícito todo para evitar un 11-M o un 11-S? Napoleón atrapado y la campaña de Rusia. Puta retirada comiendo carne de caballo, dice el burro elegido para sustituir al primer ministro. Y ese mismo zopenco, dice el burro, mirando pastar mierda para citar a Víctor Hugo y a los Estados Unidos de Europa. Con un par. Madres de musulmanes que quieren niños blancos para sus hijos negros o que no son blancos. ¿Qué mierda hacemos con la identidad? Guetos de mierda utilizados en tiempos electorales. Isaac Rabin citado por los socialistas: “Luchar contra el terrorismo como si hubiera un proceso de paz…”. Era así. La lucha contra la violencia y la lucha contra la diversidad y la lucha contra la basura ideológica que nos venden. Todos somos mártires y, si hace falta, recurrimos al Caso Dreyfuss. “Todos queremos diversidad, pero para los demás”. Cuotas en educación, beneficios para la privada. Vivan los juicios. Vivan los juicios paralelos en política. Vivan las mentiras. Fiscalías vendidas. Información vaginal, que dirían por aquí. La justicia bajándose los pantalones ante los políticos. Otra vez. El viejo líder muerto y la orfandad. Los intentos de cambio educativo del 1984 y los compromisos en los que te ponen los viejos asesores y mentores. Morir matando. Y el giro a la derecha del Partido Socialista. No solo el francés. Me acuerdo del 12 de mayo de 2010. Me acuerdo. Andaba yo por Alhama ese día. Casi nada. Después de eso y de estar mirando a lo del suelo, nada de manifestaciones en Gran Vía de Murcia. Ni una. Y los disturbios. Yo estuve en La Glorieta en el 15M, con varios e mis alumnos, con Albaladejo a la cabeza (vaya tiempos, Alba); estuve en la inauguración de sedes podemitas; no he estado nunca en una sede del PP, ni de Ciudadanos ni de UPyD; en alguna del PSOE, de visita. Y qué más da el Pasado. Voté en 2015 a Podemos y los volvería a votar en esa situación. Creo que no fue un voto equivocado. No. Pero hubiera dejado a Sánchez que se hubiera desgastado con Rivera y hubiera cogido la bandera de España. La hubiera hecho universal. Y hubiera sido mejor para España, ante el peor presidente de España como lo ha sido Rajoy. Baron Noir nos lleva a eso, a campañas que venden una cosa y luego dicen otra (Podemos, dormir o no dormir, Begoña). “¿Crees que se puede aprender algo en el colegio con el estómago vacío?”. Buena frase en el Ramadán. La lucha por la unión de los socialistas. Gran invento. La Gendarmería, cada policía, cruel y fiel a la República. Muertos tras el atentado. “Crear un presidente de los estados de ánimo”. Pero siempre hay una Tercera Vía. Siempre. Y luego la mentira de vender un gobierno de unidad nacional (“efumeismo, venderse a la derecha) o caer en la socialdemocracia más rancia, o buscar en los escritos de Zola un recuerdo de los verdaderos trabajadores. Viva la gran mentira. Y todo lo demás, también.

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