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miércoles, 13 de mayo de 2020
Gangs of London. Primera temporada.
Qué cantidad de sanguinarios hay en la primera temporada de Gangs of London. Una buena cantidad. Y de la buena. No solo de tomate frito vive el hombre. Algo bueno de Gangs of London es que va depurando las tramas y del jaleo del principio acaba depurando los asuntos a uno solo: venganza. La venganza teniendo dinero para empapelar Londres de punta a punta. Pero es que la avaricia es mucha avaricia. Gitanos que cometen un asesinato sin saber a quién cojones mataban. La embajada asesina de Albania en Londres haciendo de las suyas; el futuro alcalde y su familia sin escrúpulos; Pakistán, el dinero del Kurdistán, el fuego de los billetes, la sangre por la sangre y todo lo demás. No deja títere con cabeza. Ninguno. Todos tenemos un Tony Soprano dentro, pero también un Heisenberg y un Jax Teller. En Gangs of London, también tenemos ejemplares sopranísticos y tellerianos. Al final, cuando el asunto se pone feo, los bajos instintos se transforman en sangre y asesinato y escapadas y planes varios. Y si hace falta un pasaporte panameño, se consigue. Dinero negro y también sin color pero en B. O b. Será por billetes manchados de sangre. Boxeo y padres con grietas que hacen llorar. Familias ausentes. Hermanos yonkis y sanitarios mal vistos antes del coronavirus. Pasado, presente y torres con bombas. ¿Por qué enfadarse en ganar más cuando se puede ganar todo? ¿O casi todo? El heredero elegido no era el perfecto pero habría que preguntarse si alguno lo es. ¿Hay algún heredero perfecto? ¿Hay alguna viuda perfecta? ¿Hay alguien preparado para la desgracia? Plan A, plan B y amante esperando niño del patrón del lodo de la capital. Arreglos sin solución. Todo mentira. Gran primera temporada de Gangs of London.
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