lunes, 4 de mayo de 2020

Spides. Primera temporada.

Empecé a ver Spides el día que permitieron a los deportistas hacer deporte. Pensar y manifestar(se), todavía no. O nunca. Con este gobierno que quiere que sigamos así, y con esta oposición que quiere que sigamos así para llegar como salvadores del reino, cualquier cosa.Camellos muertos y neurólogas haciendo preguntas. Ahora que Toni Cantó se dedica a la película política y no a las series, parece que nadie recuerda Siete Vidas. O casi nadie. Pero Spides es una gran mentira edulcorada, un café irlandés sin el mejor café y sin el mejor irlandés. O no. Depende del momento. Y una de las protagonistas parece Inés Arrimadas. Ahora que solo la vemos a través de un ordenador (si la hija de Mariano Alonso no quiere hacer letras). O no. Simplemente se trata de un engaño, de un juego visual que no terminar de cuajar. El Infierno, antes, durante y después del confinamiento, con estado de alarma o sin él, sigue estando lleno de buenas intenciones. Pero las buenas intenciones, en un ejercicio como la primera temporada de Spides, no es suficiente. No. Nunca.

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