sábado, 17 de diciembre de 2022

Paris Police 1900. Primera temporada.

La división de Francia. “El antisemitismo es una causa sagrada”. Y los leños, también. Libertad y salir libre y vender mierda, y contar mierda, y encontrar la diferencia entre un 15 y un 13. Lugares equivocados en el país equivocado. “Es más que decepción: es derrota”. Claro que sí. “El cielo nos ha salvado. Lluvia: apaga incendios y calma disturbios. Si hubiera llovido en julio de 1789, Francia seguiría siendo una monarquía”. Beber mucho para enjuagar las palabras propias, creo recordar que nos dicen al principio de Paris Police 1900. Buenas historias, buena ambientación, buenos fármacos, buena prensa para una serie que aspira a mucho y, quizás, eso sea demasiado. Muchos gallos en el corral. También hay zorras, desde el principio y arrodilladas ante el presidente Faure, pero como ahora los empoderamientos que se ponen en valor son otros resaltamos a la abogada de la portada y ponemos altavoz a alguna de sus frases: “El control: esa cualidad masculina que me falta para ser abogada”. Y el teatro, y los periódicos con matices, y la justicia, y la corrupción policial, y l a droga, y las palizas, y los judíos financiando la anarquía según algunos. Y la movilidad fronteriza tras la guerra de francoprusiana del 70, y los alsacianos que un día fueron franceses y al siguiente, alemanes. Paris Police 1900, al principio, desconcierta por ese exceso, por tanto argumento de sopetón, por el affaire Dreyfus y la burguesía con vicios, y el antijudaísmo y las familias numerosas, y la prostitución como hecho cotidiano. Todo de golpe. No valen ni las recetas de Chef Pacuco para frentar el ímpetu inicial. Poco a poco, conforme pasan los capítulos, el desconcierto sigue pero la niebla, poco a poco, va desapareciendo mientras nos muestran fogonazos a la luz de las fotografías con las que soborno (lo del soborno empezó mucho antes de las redes sociales y los videos comprometidos). Y con pretensiones no solo está la abogada, están policías y políticos, vanguardia convertida en retaguardia (ahora también toca mucho espabilado esa tecla) y los hijos bastardos que viven aislados de la alta marejada que los sitúa en el centro del tsunami de la historia, Entre incestos y achuchones, entre heridas mortales y de las otras, Paris Police 1900 es una serie compleja, llena de ambición aunque quizá es misma ambición la lleva a la dispersión. Pero bendita dispersión.

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