martes, 27 de diciembre de 2022

No me gusta conducir. Primera temporada.

Nada como los putos regaladores de consejos. Sácate el carnet. ¿Qué haces sin carnet? “No soy buen alumno porque soy profesor”. Y un 850 blanco dando saltos, y montarte en el coche con las alumnas, y creer que la universidad es más de lo que es. O lo que es. No me gusta conducir va a lo sencillo de lo macabro, a las preguntas sin respuesta, a las esperas porque hay que esperar. No es para pirotecnia de San Juan, ni de Mahón, pero de vez en cuando, viene bien. 22 años sin presentarse a un examen. O no. “Con 18 años todo es más fácil”. Aunque no sabes si JDB está un poco ido, mareado o drogado sin saber si estuvo o no casado, si firmaba papeles con derecho a algo. O no. Y esas alumnas ejerciendo de alumnas lumbreras sin puerto. Dante para todos, que no va a ser todo el Marqués de Santillana. Y un profesor para prácticas que parece García Albiol, y encima, dando lecciones: “No se conduce con las manos, se conduce con los pies”. Con el pijo le hubiera contestado yo. 45 años y que te den lecciones. Las lecciones os las podéis meter por el pijo. Por el agujerito, concretamente. Viva Enya. Vivan los profesores, que no es lo mismo ser profesor que nostálgico. Y el profesor con sus faldones por dentro, y su camisa abierta dejando ver la camiseta interior. Vivan los perfiles. Y leer en los autobuses, y que te miren raro por leer y por ir en el autobús. Nada nuevo bajo el sol. Vivan los antisociales. Y escribir para las nubes, porque nadie te lee. Y nada nuevo bajo el sol. Vidas lexatinizadas en un mundo de relojes y prisas, de honores oscuros, de errores continuos y viajes de turismo porque no sabemos hacer otra cosa que no sea turismo. O no. Empieza bien No me gusta conducir, pero alarga demasiado una historia agridulce que podía ser más redonda con una horita menos. Pero si nos hacen recordar a Astrud,o al Sr. Chinarro lo perdonamos todo. O casi todo. El infierno sigue lleno de buenas intenciones.

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