viernes, 29 de julio de 2022

Abbot Elementary. Primera temporada.

Modern Family ha hecho mucho daño a la comedia. Hay mucho guion que los imita o pretende imitarlos y hay que tener mucho talento para imitarlos. Y no es fácil. Abbott Elementary nos muestra a un grupo de maestros con muchos problemas, como todos los maestros y profesores: gente (ese ente siempre presente, sea lo que sea) imperfecta para enseñar a pequeños seres aún más imperfectos con padres hiperimperfectos. Relevos generacionales y siempre con la tecnología jodiendo la marrana: “La tecnología es práctica cuando llevas mucho tiempo solo”. Y frases que has querido decir en voz alta, y no las has dicho, pero Modern Family, digo Abbott Elementary las dice por ti: “Estás molestando a mis alumnos: no es por tu voz baja, es por tu mera presencia”. Tipos y tipas que piensan en la vieja escuela (Ray Donovan siempre en el horizonte, en el recuerdo, en la Irlanda verde que quiere unir Tatum y Durant), y en la nueva escuela, viejos modelos educativos contra lo que ahora te venden las redes sociales, los podcasts y el Tik tok, o Tik Tok, o lo que sea. Sustitutos a tiempo parcial que piensan en abandonar el barco pronto y acaban heredando el barco (o hundiéndose con él). Tipos raros, en definitiva, en un mundo cada vez más raro. Lo positivo es la brevedad de los capítulos: no hace falta estirar más el chicle. Y una directora, digámoslo, peculiar (¿hay algún director que lo sea?). O volver a pensar en el Principio de Peter. Y el peligro de los uniformes. Y Dragones y mazmorras. Y talento en mitad del desmadre. Y alumnos ridiculizando a otros alumnos. Y la pregunta del millón: ¿Somos más de Allen Iverson o de Tyron Lue? ¿La vida son títulos o estadísticas individuales? ¿Nos vale la película o el final de la película? Y El club de los poetas muertos ha hecho mucho daño a la docencia, y no solo por ese final de mierda. Y es cierto que las voces de los profesores no siempre coinciden con sus caras. Y siempre, siempre, habrá que repetir que “soñáis con ser Rocky y no sabéis dar un puñetazo.

No hay comentarios: