sábado, 4 de febrero de 2023

Yellowstone. Primera parte de la quinta temporada.

Y lo que nos faltaba: John Dutton gobernador de Montana. 53 por ciento. Me parece poco. Tenía que ser algo que rozase lo anticonstitucional, como le decía Federico a Ramón Luis cuando conseguía el 60. El trabajo por hacer y el trabajo por deshacer, dice Dutton en su discurso, con su indumentaria. “Los agricultores y ganaderos que viven con la tierra, no sobre ella”. Y el confeti no acaba con la idea de fratricidio. Nunca. Ni otras ideas. Y el drama, desde el principio, más institucionalizado que nunca. “No busco buena voluntad, busco el final del aeropuerto en mi tierra”. Buena política. Y reflexionar sobre la libertad citando hospitales y escuelas. Eso sí es libertad, hablando con sombrero vaquero, y separando progreso de mierdas indecentes. “Montar es para lo que está el caballo”, muera o no muera. Y la lucha entre hermanos, o entre lo que deberían ser hermanos y la intrusión de agentes externos, y la locura desde el poder y las fronteras del poder. Hacer lo que no quiere uno porque no hay otra cosa que poder hacer. Y las muertes innecesarias pero que le dan más valor a la vida. O a lo que queda de vida. Yellowstone sigue en plena forma, aunque se esperan venganzas ante las traiciones, sangre sobre la sangre, huida sobre la estancia obligada. Y la lucha contra lo que no nos gusta resumida en buenas frases: “Los cobardes gobiernan el mundo estos días. Con reglas cobardes y costumbres cobardes. Para tener éxito todo lo que tienes que saber es cómo culpar y cómo quejarte”. Todo es mentira, aunque “la vida se acaba, eso es parte de ella”. O no.

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