viernes, 14 de marzo de 2008

En el valle de Elah (o los ojos de Judas).


Buscando sombras. Qué más dá el hoy, el mañana, el pasado mañana. La guerra te cambia. Aparte, que no puede limpiarte el culo con papel higiénico. No eres el mismo. En Nocilla Experience pone Agustín Fernández Mallo el ejemplo de Saigón y Francis Ford Coppola. Irak. Las dos caras de la misma moneda. La exageración de la barbarie. Lo intempestivo. La paranoia. La crueldad. La armonía. La bandera y el viento. El viento y la bandera. Uno de los gritos de la Demencia dice que “un patriota es un idiota”. La maleta, el petate que va a Irak, nunca es el mismo que vuelve. Nada es lo mismo. Aparte del nivel neuronal del soldado raso estadounidense, nada es lo mismo. El ejercicio neuronal no es el mismo. La revolución interior. Los planes hechos que nunca se harán. Los muertos en Oriente son en Oriente. El problema es la vuelta a Occidente. ¿Cómo contar el cuento? ¿Con un cuadro de Mondrian? ¿Con una casita de Mies Van der Rohe? ¿Líneas, cuadros? ¿Cuántos menos muertos, más dinero? ¿O es al revés? Tommy Lee-Jones dice al principio de la peli que es el sustento de la democracia o algo así. El ejército y todo lo demás. El caso omiso de la cobardía (¿o era la democracia?). El sueño americano. El espalda mojada está peor que ayer. La mierda. La vida es una mierda, pero yo estoy bien. Bien jodido. Me cansé de vivir y me alisté en el ejército. El oro reluce. Cuando limpiaba en la cocina de la Arrixaca, la individua a la que ayudé durante dos horas y media durante quince días no paraba de repetirme: “Esto está de limpio como los chorros de la mierda”. Eso es la guerra de Irak. Amenaza y realidad. Onces que se cargan cosas, y torres. Petróleos que arden. Gasoil más caro que gasolina. Irak a la enésima potencia. Mejor no salir a la calle. Luces de neón que dañan las retinas. Y lo peor no es el solar que van a dejar allí el año que viene. Van a revoletear bien en Samarra, y Bagdad, lo que diablos sea ahora aquel país de mierda. El problema es que la próxima vez no sé si llegarán los gritos a Occidente. Elogios y elegir el Musharraf de turno. Y mientras, los que vuelvan de allí, de Bosnia, de Kosovo, de cualquier rincón de África, cascos verdes y cascos azules, entre pared y pared, chispados y drogados el 90% del tiempo porque se dan cuenta de la mierda que han tragado. La nueva teoría de la humanidad. O era temperatura. No sé. Y no te das cuenta de lo que haces. Y lo cuentas una vez, y a lo mejor te creen. La segunda, no sé. La tercera, no. Este descubrimiento no va a cambiar la Humanidad. Ha funcionado. La guerra, digo. Bendito sea Dios. Dormir despierto el resto de tu vida. El lamento le la mente. Necesitamos ayuda y ponemos la bandera boca abajo. En el universo del excombatiente nadie puede entrar, salvo agujas, pasos de peatones y bourbon. El viaje de vuelta es el peor. Hay excepciones, por supuesto. Curiosamente, hay excepciones.. no es momento de juzgar, sino de pensar. El argumento es David y Goliat, es Rómulo y Remo, y la loba que los amamantó. Y a los jefazos que tenemos. La peli que deben ver los chicos de las Azores, cuando, en un sueño, manden a sus nietos al próximo conflicto de Oriente. Oveja, pastor, merienda de pastores, apendicitis, y todo lo demás. Como dice TL-J en la peli: “Es el ejército, me lo creo todo”. Jugando a ser Dios, el hijo pródigo siempre pierde.

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