Hace 27 minutos
sábado, 9 de octubre de 2021
Billions. Segunda parte de la quinta temporada.
“La gente perfecta no existe”. No. “El mundo se arreglará solo”. No. “No creo en los enemigos”. El enemigo del zanahorio también deja frases. Varias frases, en esta lucha sin cuartel. Pero el zanahorio, en mitad de pizzas y pinturas, de comprar pintores y almas, de cooperaciones necesarias y de cajas de muertos vistas por internet. Ainsssssssssss, los riñones. Riñones para todos y víctimas colaterales. Cruces de caminos y gente dañada. Energía verde y mierdas varias. Barcos y “no existe la puta mala suerte cuando se trata de dinero”. Olor a sangre cuando estás en un barco lleno de plasma. El mundo no tiene solución si no tienes dinero. Los complejos, sobre todo el de salvador, están pasados de moda. Viva Dinamarca y los bancos. Y llega la mascarilla en el 10. COVID y refundación. Entrevistas y finiquitos. “El mundo ha cambiado y tenemos que cambiar”. Billions y esas segundas partes que vuelven tras historias confinadas de dibujos que se podrían explicar pero que no se entenderían, porque no todo el mundo pilla la ironía. Aves patrimoniales para cenar, honrando costumbres de los fundadores. Nada como una conspiración para ponerse hasta arriba. Cenas jeffersonianas. Yeeeeeeeeeeepa. Dinero entre exesposos, sangre que salta hasta que parece mierda (¿o era mierda mientras se citaba a Burt?). ¿Somos más de codicia o de miedo? ¿Somos conspiradores por consentir jodiendas o simplemente la libertad es un pretexto sin historia? ¿Quién hace de un Pollock de ganga un personaje de Billions? ¿Quién hace de Holmes? ¿Quién de Watson? ¿Qué preferimos estabilidad o riesgo? ¿Cortesía o ruleta rusa? ¿Dios o levantar el espinazo a las 8 de la mañana para comprar un montón de cosas que no necesitamos? La palabra equipo es una farsa, y no hace falta que llegue una crisis (llámese pandemia, cielo, infierno o capricho emocional) para saber que es la misma palabra que cualquier otra: mentira. Y la pieza que va a cambiar muchas cosas, la marihuana en mitad de la regulación bancaria y mierdas varias. Lógica y dolor personal, lo que todos llevamos dentro. Mucho dolor, y poca lógica, la verdad. Mentira sobre mentira. ¿De verdad recordamos el modo de tirar libres de Steve Nash? Y los puros, y no únicamente los de Red Auerbach. Y los hijos, los hijos en el negocio. Y siempre hay un tipo que va camino de Damasco y cambia de opinión y se va todo a hacer acciones. O burbujas. O mierdas. Y el uso de las comillas siempre es importante. Muy importante. ¿Toro salvaje se puede citar en una llamada telefónica? ¿Una película de la que nadie se acuerda? ¿Alguien? ¿Algo? ¿Vida inteligente? ¿Hilos atados en dedos? Pero ese final de temporada no sé si honra a la serie. No lo sé.
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