domingo, 3 de octubre de 2021

Ted Lasso. Primera temporada.

No todo el mundo entiende los chistes sobre bañadores. No todo el mundo entiende los chistes sobre bañadores de la suegra. No todo el mundo entiende los chistes sobre los bañadores de una pieza de una madre, pero para eso está Ted Lasso, para darle forma. He visto poco SNL, algunos de los que ponía el Plus cuando se podía hacer el pirata sin llamarte Ordúñez, pero no le pille el tranquillo. Para eso, para los tranquillos hace falta respeto y tranquilidad, y hay que releer El maestro y Margarita, pero no siempre tenemos tiempo de releer El maestro y Margarita. Entonces, ¿para qué esta vida? Termino de ver la primera temporada de Ted Lasso y me pongo, de fondo y con unos cascos de los de la Renfe (dos semanas queriendo comprar unos decentes y no lo he hecho, el tiempo y los daños colaterales de un trabajo que antes era pasión y ahora solo tortura y papeles) unas canciones de Ángel Stanich, y piensas en el tiempo y la distancia. Lo resumió mejor Miguel Venegas, el de la uve, que luego hay confusiones. Pero esa distancia tiene una explicación, y se llama divorcio, y en el momento de esa firma sabes que Ted signfica Teodoro y nunca antes te habías preguntado si Ted era Teodoro o qué diablos era. Ted, Teodoro, como uno de los Roosevelt, pero no estamos para guerras ni para New Deal. O sí. La huida de un continente a otro, la huida de un deporte a otro, el paso de una derrota a otro. No solo es lo que ahora “el relato”, sino el momento y la tensión. No podemos pensar en el deporte, porque solo es un pretexto para contar otras muchas cosas en la primera temporada de Ted Lasso. ¿Para qué vivir si no se disfruta? ¿Para qué odiar? ¿Para qué buscar el fracaso si no sabes vivir? ¿Odio y lágrimas y fútbol y mierda sobre mierda? Tiene momentos para recordar Ted Lasso, esos en los que no quiere poner(se) serio pero, entre risas y rascándose el bigote, recuerda las partidas de dardos y lo que pudo ser y no fue, o las imitaciones de C. de Friends o el modo de escapar cuando, aunque viajes a más de 7200 kilómetros. Y yo mañana no quiero ir a trabajar. Mañana tampoco. Coda: Y eso de que nunca caminarás solo, otra mentira. Como todo en la vida. Y llegar a un karaoke, y cantar Wonderwall y pensar si es mejor traducirlo como "muro maravilloso" o "piedra angular".

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