viernes, 29 de octubre de 2021

El Método Gemini

Dame un rojo, dame un blanco, dame un azul, dame un amarillo y dame un negro y tendrás El Método Gemini, un método para descuartizar y hacer desaparecer cuerpos, sangres, vísceras. No me ha gustado como Primavera para Madrid, pero es que la segunda es un retrato actual y contemporáneo de nuestras entrañas, de lo peor de los que mandan, de los poderes fácticos y de los otros. Por el contrario, El Método Gémini salta el Atlántico y nos lleva, enfundados en camisas estrafalarias, tipos que fuman y tienen cara de beber vinagre, a las mafias neoyorkinas de origen europeo, lo peor de lo peor, lo más sanguinario entre lo sanguinario. No estoy yo para imitar a Tony Soprano, y no conocía la historia de estas familias de NY, pero se me ha hecho larga la historia, y me parecía que algunos de los hechos eran demasiado reconocibles: venganzas, avaricias, luchas de poder, cloacas de lo peor de los bajos fondos. Quizás, lo más positivo que hace el autor es no dulcificar a los numerosos personajes del tebeo. La mafia, por mucho que las películas y las series nos muestren otra cara, no es buena, ni saludable, ni bonita. No. No hay que dulcificar la peor hiel. Nunca.

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