lunes, 27 de diciembre de 2021

Los papeles. Primera temporada.

Siguiendo la estela de mis errores, no leí lo suficiente sobre el asunto Gürtel, sobre Bárcenas, sobre la moción de censura. La política, cansa. A veces, aburre. Mucho. Pero hay que estudiar, escuchar, leer todo lo que llega a tus retinas sobre aquel asunto que llevó al PP a la oposición. El hombre de la camisa verde me decía que del GAL no sabíamos ni el 1%. Demasiado me parece. O demasiado poco. Vaya usted a cuantificar. El podcast de El País titulado Los papeles es una buena síntesis de aquella sucesión de noticias, de aquel maremoto, de un escándalo de los que no se olvidan. Los cinco capítulos de Los papeles, más el capítulo extra de la entrevista a Jorge Trías, sirven para recordar (y actualizar) teorías de la conspiración que salen en los periódicos y que luego acaban en juzgados. Siempre ha habido silencios sobre la verdadera historia que llevó a Rajoy a no dimitir y que no se hubieran convocado elecciones y permitir que la moción de censura saliera adelante. Aparecen nombres de los que a veces no nos acordamos, como el de Jorge Trías, Luis Fraga, el cura falso que aparece por la casa de Bárcenas, el chófer, las cloacas, los periodistas de El País, Correa y otra serie de nombres que aparecen con iniciales. Iniciales. Los papeles es una historia no solo de cajas opacas, es la historia de avaricias e intereses, de mítines que hay que financiar y para los que hace falta dinero, de ayudas a personas que sufrieron atentados y no tenían efectivo. Quizás se mezclan muchos asuntos en Los papeles, pero esa contabilidad, fotocopiada o no, no debe ser olvidada, debe ser publicitada siempre. Repite mucho Pedro Jota, o repetía, que ya no lo leo, que el periodismo es política sin responsabilidad. O algo más. Si es responsabilidad saber sobre pagos que no se justificaban de la forma adecuada. ¿Y tanto creció el asunto? Pero Los papeles es también una historia de traiciones y de falsas amistades. Dice Trías que en política no hay amigos, que hay intereses. Un saco de mierda tan grande es imposible que no explote, dicen los que trabajan en los vertederos. La política, como casi todos las mentiras, no huele a colonia de rosas. Quizás debería resumirse de otra manera, pero Los papeles es una obra notable para un pasado que todavía tiene repercusiones en el presente. Aunque yo sigo recordando a Quique González y lo mucho que me gustó B (la película de Bárcenas).

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