miércoles, 15 de diciembre de 2021

Los profesionales

No había visto Los profesionales pero había escuchado distintos fragmentos en el Videodrome de Gregorio Parra en Radio3. Fragmentos que los recuerdas casi al dedillo cuando los ves por primera vez, escuchados mil veces y reescuchados otros cientos de ocasiones: “La revolución no es una diosa sino una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos, lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión, y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable...”. ¿Qué sabemos de la Revolución Mejicana? Aunque la pregunta, realmente, debe ser: ¿Qué sabemos de cualquier revolución? Aquí, precisamente, nos metemos en 1917, con 4 individuos nada recomendables en busca de una buena causa (en teoría) como es la vuelta de una esposa al redil del marido. Pero nada es lo que parece en Los profesionales, como nada es lo que parece en la revolución: “¿La revolución?... Cuando el tiroteo termina, los muertos se entierran, y los políticos entran en acción. Y el resultado es siempre igual, una causa perdida”. No sé si me explicaron algo en la facultad de la revolución mejicana. No me acuerdo. Pero siempre nos hacemos una idea preconcebida, metemos la palabra “ideales” en cualquier frase y le damos hilo a la frontera, al tren, a la máquina de vapor, a las flechas que inventaron los hombres del Paleolíticos (nada de los indios, por favor) y quedamos bien. Somos cool. Guays, al más puro estilo listillo y socialmente no retrasada (vulgo, pijo) indomable Will Hunting. A veces perdemos el tiempo viendo mamarrachas, escuchando mamarrachadas, haciendo el mamarracho. Y resulta que no hemos visto Los profesionales, y que hemos perdido ocasiones que, casi nunca, se pueden recuperar. O sí. Pero todo sigue siendo mentira.

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