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miércoles, 15 de abril de 2020
For All Mankind. Primera temporada.
Después de The Morning Show, toca seguir con las producciones de la manzanita, con la primera temporada de For All Mankind. En época de modas distópicas, nada como pensar en las primeras mujeres astronautas yankis en una Gringolandia con Nixon y Ted Kennedy de presidentes, con luchas varias de todo enfoque. En época de confinamiento, y con un Hoover muerto, y con un Kennedy liado con una trabajadora de La Casa Blanca, nos habla de otros encierros: el de los astronautas en su órbita personal, la lucha de los afroamericanos por sus derechos, la lucha por el empoderamiento de las mujeres, la lucha entre Yankilandia y Rusalandia, la lucha de los homosexuales por sus derechos, la lucha por evitar que los sueños se hagan realidad. Muchas luchas en un encierro personal. Demasiadas. No solo cuenta la llegada de los rusos primero a territorio de la luna, sino lo que ello provocó. En medio de esta distopía, y con cierto aire de mirar por encima del hombro, también habla de las situaciones dañinas. For All Mankind reflexiona sobre la deriva que genera una situación inesperada: una mujer encontrando hielo en la luna, una mujer como directora de vuelo en una misión en la NASA, unas mujeres utilizadas como un parche propagandístico en mitad de una política sin escrúpulo. Y en esa locura de gasto superfluo, la llegada de los ruskis a la luna, hace que esa lucha lleve al establecimiento de bases en la luna, en esa Guerra Fría llevada hasta la paranoia. Y todo ello en mitad de otra Guerra que nunca acabó, la Segunda Guerra Mundial: el papel de los científicos nazis que se sumaron al desarrollo estadounidense, el proyecto Manhattan, el daño que provocó el la mente de esas cabezas pensantes la elaboración de la bomba de Nagasaki. Se hace muchas preguntas For All Mankind, sobre lo que nos conviene y nos convenía, sobre un encierro que dura mucho y que tiene consecuencias. Por ejemplo, con una pregunta que muchos se hicieron: ¿Se salvaron millones de vidas con las bombas atómicas en Japón evitando una invasión de marines en la tierra amarilla? ¿Cuánta mierda hemos de tragar haciendo que todo es mentira? ¿Es suficiente el barniz que ponemos para disimular una madera podrida? La ciencia y sus sorpresas y los accidentes y los capítulos de video repetidos hasta la extenuación. Y mucho miedo, con el recuerdo de la falta de oxígeno que provocó la muerte de astronautas antes de un lanzamiento que marcó una época. ¿Y por qué no leemos Bajo el volcán en los institutos? También nos hace llegar a la reflexión de si es lícito dejar morir a una persona por sacrificarla por los demás. En ese sentido, es importante lo que decimos, pero también los silencios ante otras situaciones. ¿Podemos callar mientras mueren miles de ancianos en residencias, hospitales y casas? ¿Podemos callar (ahora, luego, mañana, el año que viene) ante la situación de nuestros sanitarios y trabajadores ante el público? En esta distopía de For All Mankind, no todo vale ni con Tito Richard, ni con Ted ni con la llegada de Ronald. Todo es mentira, como casi ahora. Y el papel de las encuestas, hoy que el CIS vuelve a declarar nuestro SALVADOR INTERESTELAR a Pedro Sánchez. Aunque la pregunta es si todo esto ha servido de algo, si de verdad nos va a hacer mejores o simplemente nos lleva al barranco. ¿Saltamos o nos quedamos? ¿Volvemos a creernos la llegada a la luna? ¿Volvemos a creernos Vietnam y Corea? Callad, no vaya a ser que molestemos. Pedid perdón a los políticos por existir, no vaya a ser que se enfaden. No vaya ser. No vaya. No.
Coda: Y ojito con la banda sonora, que no deja títere con cabeza. Menudo pelotón de himnos.
Coda 2: Viva el espíritu de Jerry García.
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