jueves, 9 de abril de 2020

Dead Set (Muerte en directo). Primera temporada.

Dead Set (Muerte en directo) es metáfora televisiva en palabra, imagen y silencios. El amigo creador de Black Mirror se anticipó con este Gran Hermano Zombie dentro de Gran Hermano. La tele dentro de la tele, muñeca rusa que idiotiza y sacar lo peor y lo puto peor de cada uno. Ni sabía que existía Muerte en directo hasta que el otro día, en el corazón de esta bucle coronavírico, alguien la recomendó en un tuit. Ahora, en el momento en el que después de casi un mes de confinamiento no distingo días, no sabría decir el nombre o el alias (¿habrá accidentes en el confinamiento en la rotonda de El Alias?) del recomendador. ¿Existe la palabra recomendador? Empieza Dead Set con un productor de mierda, baboso, manipulador, asqueroso… Piensa mal y acertarás, no falla nunca. No sé si el Principio de Peter es suficiente, pero cualquiera llega a presidente, a productor estrella, a cualquier estrellato en galaxia por explotar. Dice en un momento ese productor estrella hecho Presidente y Dios a golpe de Gran Hermano: “¿Sabes lo que es un insoburdinado? Pues no te hagas el enojado?”. El confesonario como estigma y paradigma, punto sobre una letra i que no llevan más que a la muerte. La preocupación del productor estrella, en mitad de la paranoia y la pandemia zombie, no es poner freno, no. Ni mucho menos. No. La preocupación principal del productor es … que no los sustituyan por un maldito informativo. Por un puto informativo. Como si la preocupación de un gobierno, con una pandemia encima, fuera darle a la manifestación masiva del 8M. Todas las comparaciones son odiosas; esta que estoy haciendo, mucho más, porque a fecha de Jueves Santo de 2020 las cifras son sonrojantes y nadie dimite ni pide perdón ni se mete en una pila con lejía hasta su autoflagelación. No. Siempre hay que culpar a otro, siempre hay que relatar una mentira hasta que parezca verdad. Pero como dice el productor a la hora de los disturbios, no vayamos a pensar, que eso, dentro de la dictadura que nos toca vivir, no se puede hacer: “No estamos en los 80’s. Deberían estar en casa y ver la tele”. Y si ponen un Martes Santo una comedieta sobre la pandemia, mejor que mejor. Nada como reir(se) de los muertos ajenos mientras yo voy como ministro a una clínica privada a curarme, no vaya a ser que cualquier piojoso de clase trabajadora me pegue algo en un hospital público. Y la única solución es buscar refugio, y dormirte en casa y hacer el tonto ante la epidemia. El show debe continuar. ¿Nos creemos que estamos vivos porque estamos dentro de una casa? Y en mitad de ese infierno, con o sin mayúsculas, siempre puede tocarte un encierro con un plagiador como líder, con otro plagiador como opositor, con una clase política galapagueña que no es la mitad de la mitad de la sombra de lo que fue. Las hemerotecas y videotecas, gran invento. ¿De quién es la culpa de la pandemia? ¿Del wifi? ¿De la puta conexión wifi? ¿De la Guerra de Irak? ¿Del Prestige? ¿Del YAK-42? ¿Del gas? ¿De? Y como Algora en cualquier momento, le damos al champán. Sed de champán y Champán para todos. ¿Qué más nos podemos exigir? ¿Podemos permitir un gobierno que nos mientan? Pensad en un 12 de marzo. Pensad en un 13 de marzo… Y ahora pensad en el 12 de marzo de 2004. Y en el 13 de marzo de 2005. “En hacer un presidente de los estados de ánimo…”. Canciones, himnos, referentes… Esta situación, como la de Dead Set, “asimilar esta especie del fin del mundo”. ¿Todavía no lo hemos asimilado? La supervivencia empieza por uno mismo. Pero todo sigue igual, todo emite las 24 horas, todos somos puestos bajo una lupa vecina que cuenta tus aplausos (o tus ausencias) a las 8, que mide el número de golpes a la cacerola a las 9, que cuenta tus blasfemias desde el piso de abajo a las 12 antes de dar vueltas en una cama que está quieta demasiados días. Pero al final tenemos que querer al productor estrella, al truco de marketing, al presidente de la vergüenza: “¿No sabe que está muerta? Como la audiencia británica”. Británica, española… Da igual, ya podemos cagar en papeleras que siempre habrá alguien que mire hacia otro lado. No hay cabezas pensantes en el gobierno. Da igual arre que so. Habrá que hacer como en Dead Set: “Estamos solos, asúmelo”. Debemos asumirlo, pero siempre desde un lenguaje inclusivo. Siempre. Y no nos vale mirar a Dios, ya sea “Él, Ella, Ello”. El puto lenguaje inclusivo hasta que nos despidamos en un tanatorio o en un cementerio, tres tipos despidiendo a una caja que no sabes si es la de tu familiar y a tres metros de cada uno. Ahora no se pueden regalar abrazos, ni besos, ni apretones de manos. No. Viendo el debate de este Jueves Santo en el Congreso, parece asumible al 100% la frase de Dead set: “Esto parece una reunión de putos fracasados”. ¿Podríamos salvar en el Gran Hermano Político Español a alguien de ese Congreso de los Diputados? Selección natural, jodidos Darwin de la epidemia. Pues eso, toca asumirlo, aunque leyendo esto nos demos cuenta de que “esto no es el Guardian”. El jodido “Guardian”.

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