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viernes, 2 de agosto de 2013
The Walking Dead. Tercera temporada
La tercera parte de The Walking Dead me la habían vendido muy bien. Y no digo que esté mal. Me pasa lo de las otras temporadas: no me lo creo. Y, claramente hay capítulos de relleno. El misticismo y el buenrollismo no van en una de zombie. Y se pueden ver los capítulos, y todo, como en las anteriores, queda abierto. Faltaría más con el éxito que tienen. Será por mandíbulas y dientes, será por sangre saltadora. Y la madurez del niño, y la nueva niña, y los anillos zombies, y las cojeras obligadas, y la redención fraternal, y la determinación de los sueños, y teléfonos imposibles que suenan aunque no lo creas. Asuntos positivos: cae gente que en la vida piensas que se va a pasar al lado oscuro de la fosa. ¿Arrogancia argumental? Ni puta idea, no he traspasado la línea oscura del tebeo, pero todo es posible en la viña del Señor. Pues eso, que ni fu ni fu, ni Darfulful ni todo lo demás. Aprobado y poco más, porque, como he dicho antes, no me lo creo, aunque parecía imposible que Rajoy llegara a Moncloa y mirad, ahí está el zombie. Ese si que es un muerto caminante y no lo de estas serias. Y punto.
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