domingo, 30 de octubre de 2016

¿Por qué aguantar otro gobierno gaviotil?

Ayer, ejerciendo de florista, de auxiliar sin bata blanca, de tiende pantalones y recoge cacharros de cocina, no pude escuchar a Rufián. No me cae especialmente bien, pero ayer hizo que, entre murmullos de maleducados, algunos no pudieran mirar al estrado del Congreso de los Diputados. Pocos se salvaron ayer del rufianesco chaparrón. Hernando miraba al frente. El no fue no para pocos. Y Rajoy quiere elecciones, quiere acabar con el PSOE, quiere terminar el trabajo que Zapatero empezó. La sodomización política, con el rabo llegando a las amígdalas después de pasar por kilómetricos intestinos y eléctricos bazos, ha llegado a su (pen)último temporada. Pero la última, antes del remate en fuera de juego, antes que nos pongamos de parto y tengamos que volver a Alquerías a buscar culipavas, intuimos como acabará. Entre reválidas y mierdas varias, no vemos lo realmente grave del asunto. No hay caja ni interior de caja. No está la caja ni el interior de la caja. Podremos ir a bodas en las que nos pongan en mesas con nombres de canciones ganadoras de Eurovisión; podremos mirar para otro lado para saltar coches de lujo; podremos escapar de corverísticos ejercicios de peatonalización; podremos, Mirando al suelo, tener un momento One Mississipi y soportar (momento de imaginación) esa colitis sangrante de políticos que queman billetes de 500 para calentarse en plan Pablo. Mejor no preguntar dónde cojones está el dinero de tanto madrugón para pagar IRPF, Cuotas Obreras y mantras en viajes a Cartagenas sin indias. Y con camisa blanca, bien limpia antes de sudar. Para que digan que no sudan la camisa nuestros políticos, ni hernandean gafas azules. Y llegó el nabo, con partido nuevo, o sin él, al cielo del paladar. Ganó Peter y su principio. Ganaron los de siempre. Pero no os pongáis cómodos que mañana hay que madrugar, mañana hay que llenar el frigorífico, mañana mediaseteaermos y reiremos recordando la llamada del estornudo a Jota Jota. Y no pasará nada. Nada Coda: Se nos ha caído otro heredero de Carlos III. ¿No es mejor recordar a la verdadera dinastía? ¿Por qué debemos aguantar a los usurpadores y sus secuaces políticos? Coda 2: Ahora, domingo presantos, el hombre de la gorra somos cada uno de nosotros. Somos tradición, somos moda envejecida. Y no contemplamos el exilio, no contemplamos lo realmente importante: las obras del AVE nos impiden ver el bosque. Reid, volved a leer a Juan Salvador Gaviota mientras asistís al último concierto de Gen Rosso y sed felices ante la feliz gobernación. Mejor no imaginar que pensaría Miguel Espinosa de todo esto. Viva la España de los malandrines. Y todo lo demás, también.

2 comentarios:

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Si te comparas siempre vas a encontrar gente que vive mucho mejor tú pero no olvides que también están los que viven mucho peor que tú. Y nos pasamos la vida comparado y no deberíamos porque siempre nos falta información, nunca vemos el cuadro completo.

supersalvajuan dijo...

La balanza siempre se verá así