Los Soprano. Sexta temporada.

¿Cómo pensar después de ver terminar la sexta temporada de Los Soprano? ¿Cómo olvidar esas escenas al más puro estilo del Antiguo Testamento? ¿Cómo no ver esos desayunos en albornoz? ¿Cómo saborear la pasta? ¿Cómo no beber al estilo Soprano. La muerte y la enfermedad son los temas centrales de esta temporada, porque, como en la vida, antes o después, están presentes. La pregunta sería: ¿Cómo después de lo visto con anterioridad llegó Tony Soprano vivo al comienzo de la sexta temporada? ¿Cómo un tipo con 46 años es el capo de la cosa Nostra de New Jersey?

¿Por qué muere tanta gente entre los 30 y los 50 tacos? ¿Por qué desbocarse? Después del ascenso, la caída es más gorda. El jodido tren de vida. ¿Con qué te conformas? Qué cojones. Un animal no puede dejar de ser un animal; una bestia, tampoco. Y entre bestias y animales, siempre hay caza y carnicería. Podemos llamar ternera a la vaca, pero es vaca muerta. Y la muerte es negocio. Y todo es vínculo. Te ponen a prueba y tienes que responder.

Y llueve, y te pones el chubasquero, y sigue lloviendo, y llueve mil veces hasta que el alma mojada se sumerge en el océano más cabrón. Y siempre se deben favores. Y siempre alguien te quiere matar. Muerte y enfermedad. Y la vida en hospitales no es fácil, y, en los tanatorios, tampoco. Pero al final vas y dices: “No tengo palabras”. Sin palabras nos quedamos todos los días. Y los muertos siguen ahí después de muertos. ¿Y de quién es la culpa? ¿Y qué sentido tiene la vida? El tío Junior con Alzheimer en un manicomio meándose encima. ¿Merece la pena llegar a viejo? No sé.

Hay personal que toma el camino más corto, el del suicidio. ¿El resultado? Yo creo que el mismo. No hay que jugar para ganar. Hay que tener la mínima cuota de responsabilidad. ¿Y el final de la era Bush? ¿Afganistán e Irak? La vida es insoportable, eso lo sabemos desde que somos conscientes. Puedes ir al psiquiatra, aminorar tus ataques de ansiedad. Puedes ira al psiquiatra, aminorar tus ataques de ansiedad. La única mujer que se salva, la psiquiatra. El resto, como describió un día un profe de Historia Medieval, son vasos. Tragan lo que tengan que tragar. En fin, que he acabado de ver los Soprano pero tengo a Tony en la cabeza, tengo a Silvio y a Paulie en la cabeza, tengo el descontrol de Christopher en la cabeza, tengo la mala pata de los Aprile, tengo las ganas de venganza de todos. Pues el final que tenía que tener. Se pueden poner puntos suspensivos, pero cuando comes morcilla sabes que estás tragando sangre. Las canciones, las pelis, las series y los programas de radio tienen una premisa: “Tienen que empezar con énfasis y terminar de manera triunfante”. Y así acaban los Soprano. Y punto.