miércoles, 12 de septiembre de 2012

Diario de un interino en paro (LXV)

Como Marianín no tiene los huevos suficientes a pedir el rescate antes de las elecciones gallegas (las vascas ya no importan, queremos ganar batallas, las guerras no importan), por las noches desempleadas y solitarias, en mitad de un cuarto de la residencia catastral, me pongo a recordar HIMNOS, sí, HIMNOS, escritos y cantados con MAYÚSCULAS, como los de Juniper Moon. Y todo lo demás. Por qué tengo que hablar, si no me vas a escuchar. De qué sirve jugar, si no llego hasta el final. El tiempo parará, no dejaré de bailar. Las hojas caerán pero no miraré atrás, ya no me quiero engañar. Y qué me va a pasar si me voy sola a nadar en un día invernal. Aunque no quiero parar, no llegaré hasta el final sin nadie en quien confiar. Debe ser una enfermedad y no me quiero curar. Prefiero ir sola a navegar, prefiero sola naufragar. El tiempo parará, no dejaré de bailar. Las hojas caerán pero no miraré atrás, ya no me quiero engañar. Y qué me va a pasar si me voy sola a nadar en un día invernal. Aunque no quiero parar, no llegaré hasta el final sin nadie en quien confiar, sin nadie en quien confiar ...

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