domingo, 2 de octubre de 2016

Sr. Ávila. Tercera temporada

¿Cuántos muertos tuvo que dejar por el camino el Sr. Ávila para convertirse en Sr. de Señores? Pues muchos. De la familia, de allegados, de cabrones, de señores, de chusma, de gentuza, de todo lo peor. Lo peor de lo peor. Y esos muertos, al final, provocan voces, provocan pesadillas, provocan humedad y provocan que no te gusten las cortinas rojas. Tienes un gran problema si te gustan las cortinas rojas. Esas voces, se van multiplicando. Esas pesadillas, llegan a perpetuarse. Y aparece el miedo, y si hay miedo, hay que hacer(se) de respetar. Siempre. El crecimiento de los personajes sigue su curso en esta tercera temporada de Sr. Ávila. Y decidir, a la vejez viruela o viruelas o como se diga, entre cremación o congelación. Y los cuellos de las putas. Y la elección de compañeros. Y los hoteles. Y las habitaciones repletas de cuadros de toreros. Y todo lo paga Linares. Que lo pague Linares, por favor. Y las preguntas que todo lo joden. Siempre joden las preguntas. Siempre. Y los puñetazos. Y todo lo que queda por añadir. Y los vicios, y los vasos, y los dados. Y la pulcritud de los muertos que caen desde un tercer piso. Y los tiros por la espalda, y la sangre en el jardín, y los apóstoles y los patriarcas, y la venganza de la madre, y el respeto y el miedo, y las dobles intenciones, y el rechazo y el olvido. Como siempre, el Sr. Ávila no deja indiferente. Los puntos suspensivos siguen ahí, siguen mostrando líneas que no parecen acabar, que ilustran con dolor la angustia nuestra de todos los días.

2 comentarios:

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Otra serie más....

supersalvajuan dijo...

Una de las mejores. El sr. Ávila, Iván, sus secuaces... Espectacular....