jueves, 4 de mayo de 2017

Fortitude. Primera temporada

Tanta nieve provoca caos, faudas que dirían en otras guerras. La apacible tranquilidad de Fortitude se va al carajo por una serie de casuales circunstancias. De hielo y nieve a sangre y vísceras. Auroras boreales, animales congelados durante siglos, epidemias desconocidas, cuernos de los de toda la vida, saunas que dan miedo, jefes de policía que no sabes si son buenos o malos porque nunca han tenido un trabajo de verdad, moribundos con botellas en el suelo, helicópteros y aerotransportes varios. Las premisas dan mucho juego en esta primera temporada de Fortitude. Todos los lugares tienen encanto hasta que dejan de tenerlo. Y el turismo está bien, pero no es suficiente. Entrañas y deseos políticos, mentiras de todos los colores aunque el fondo siempre sea blanco. Muy blanco. Y los demonios del pasado, las muertes del pasado, salen a la luz. El problema ocurre con la multitud de tramas, alargadas un poco. Falta simplificación, pero la factura es muy buena. Explosiones, malos augurios, resacas malas, borracheras blancas, bichitos al por mayor, madres apuñaladas por hijas, padres con hijos secretos, niños a la carrera entre la nieve, marfil que envenena los sueños. Y todo lo demás, también.

2 comentarios:

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Nieve...

supersalvajuan dijo...

Que no falte, como decía el hombre de la camisa verde