domingo, 21 de mayo de 2017

Guerrilla. Primera temporada

No es nada fácil ver la primera temporada de Guerrilla, pero si anda Idris Elba se hace el esfuerzo. Toda sea por las malas pulgas de Luther. 1971. Negros que luchan por sus derechos en una Inglaterra en la que cambian leyes y cambian mierdas pero sigue anclada en su mentalidad del pasado. Desde el principio se ve el miedo al cambio, pero también la lucha entre actividad intelectual o con las armas. ¿Somos demasiado tibios ante los excesos de los políticos? ¿Dónde está el termino medio? Antisionistas pero no antisemitas. Perros alimentándose de sobras para mantener contentos a dueños ajenos. Actuaciones lentas, demasiados puntos suspensivos. ¿Marxistas o maoístas? ¿ZANLA? Será por nombres. Y el C-13 y todo lo demás. Y más y más nombres. FLQ, unificación. Naxalitas y otros varios. Declaración de guerra: "El poder para el pueblo". El Che Guevara, Fred Hampton y los Panteras Negras. Más y más nombres. Unos de fiestas, con camisas de colores y otros en busca del activismo. Los liberales son liberales hasta que intentas tirarte a la niña de Papá. Frases del momento, guerrillas del momento. ¿Diferencia entre buenos y malos negros? BBP y mensajes más o menos cifrados. ¿Qué tal eso de pasar el mono entre tu propio vómito y una buena pinta de cerveza? Del IRA, mejor no hablar. Diferencias entre los inmigrantes y los negros nacidos en las Islas Británicas. Y Guerrilla deja buenas frases en su primera temporada, entre hijos drogotas e hijos bastardos: "Hay una diferencia entre estar bien y ser normal; y es duro fingir que lo somos". Gran reflexión sobre la difícil puesta en práctica de predicamenteos ideológicos. Una cosa es la palabra escrita y otra muy distinta plasmarla en hechos. Y todo lo demás, también.