viernes, 28 de febrero de 2014

Hořící keř

LLegué a Hořící keř a través del blog de series y he de reconocer que lo he visto bajo el influjo del cometa de Mas. Pero se entiende todo, latinos. Checoslovaquia. Cuando tenía trabajo de verdad, y me encontraba en Bachillerato, soltabas Checoslovaquia, y quizás alguno escuchaba algo de música celestial y decía algo. O tal vez no. El dramón de Hořící keř, en el que nada es mentira porque la verdad es lo que le viene bien a una nación. Más o menos, como lo de Bárcenas, los ERE's andaluces, los iteuves en Catalonia is not Spain y todo lo demás. Finales de los sesentas, menuda época. El dramón del comunismo libre en el que había que dar las gracias por respirar y sudar por pensar. El dramón del comunismo libre en el que Jan Palach y sus secuaces ardieron a lo bonzo para levantar la voz y que algo de ruido y llamas llegaran a Occidente, aunque Moscú se enfadó y puso las orejas tiesas. Y el papelón de Tatiana Pauhofová haciendo de Dagmar Buresova, abogada de la familia de Jan Palach y que llegó al ministerio de Justicia con la caída acerística. Subrayar bien rojo, nunca mejor dicho, el papelón del chantaje, la persecución, la mafia, la extorsión y la podredumbre de la dictadura más asquerosa y sanguinaria de la historia. Imprescindible estas cuatro horitas de Hořící keř de blanco y negro y color y todo lo demás.