martes, 11 de febrero de 2014

Homeland. Tercera temporada.

Hay que pintar estrellas aunque o no tengamos limones cerca. Lástima que se desperdicien los cuatro capítulos iniciales de esta tercera temporada de Homeland. Lástima. No está el patio como para desperdiciar Homeland, ni para que en Venezuela se enfaden: Venezuela es mafia y está hecha un puto solar, y está muy bien reflejado. Las idas y venidas, la familia (des)orientada, los infintios errores, los disparos propios del fuego amigo (siempre el fuego amigo), llantos y quebrantos, recuerdos de la privacidad perdida, el honor, la mano derecha de la mentira, las presiones políticas, el re(re)clutamiento, el Estambul destinado, la grúa jomeinística, las cucarachas de la redención, la mandíbula temblecosa, la fabricación de mecedoras y todo lo demás.