jueves, 15 de mayo de 2014

Alaska y los Pegamoides. El año en que España se volvió loca.

No había escuchado hasta hoy entero Grandes éxitos y si lo he hecho es porque burbujaplanetera me regaló hace 4 días el libro de Patricia Godes sobre Alaska y los Pegamoides. El año en que España se volvió loca. Tengo en alta estima a Carlos Berlanga y a Alaska la escucho de vez en cuando hablar de corazón en el programa de Federico Jiménez Losantos. Cosas que pasan, ahora que se cosifica casi todo. No había leído nada de Godes, ni su blog, ni sus artículos en eldiario.es , pero me sorprendió desde el principio el uso de la palabra carpetovetónico. Para los que hicimos una licenciatura en Historia hace mucho tiempo en la Universidad de Murcia y tuvimos un nefasto profesor de Historia Antigua en primero (ya estaba pensando entonces en el ascenso peteriano, en el vicedecanato de turno), no nos llegó ese curso el pasado sobre carpetanos y vetones, ni su significado actual (ahora, mientras recordamos el estudio semiabandonado de opositar habrá que recuperar a turdetanos y oretanos, a bastetanos y mastienos, a contestanos y edetanos, a ólcades e ilergavones, a ilergetes y osctenos, a lessetanos, layetanos y sedetanos del Bajo Aragón, pero ese es otro cantar). A lo que iba. El libro de Godes tiene innumerables citas periodísticas, no solo del mundo "especializado", sino de la prensa "generalista" con el ejemplo del Diario 16 pedrojotista, adalid de la modernidad (¿ya no lees el mundo de García-Abadillo?) con Jiménez Losantos y Tomás Cuesta, y con los distintos escritos de Paco Umbral, que metieron en esos periódicos que compraba el Papá de turno a los pintas de Enrique Benavente, Berlanga, Alaska, Ana Curra y Nacho Canut. No me voy a poner a dar demasiados detalles, al que le interese ya sabe que puede comprar el libro. Personal distinto dando opiniones sobre la movida, sobre la etapa heroica del 80 al 83, hablando de si importaban más las pintas o la música, de que si todo era mentira o media mentira, de recuerdos e historias medio reales. De la retahíla de individuos e individuas que aparecen en el libro, a pocos he tenido oportunidad de escuchar como al profeta Ordovás o a Julio Ruiz que sigue en Radio 3 haciendo el Disco Grande. De Onda 2 ni sabía de su existencia, ni si alguien del extinto reino valcarcil, ahora sultanato de Sean Connery tenía constancia. Ni lo sé ni me importa. También se hablan de las influencias, de los viajes a Londres, de la familia de Berlanga, de esa mezcla de peteneros y yeyés que eran a ratos, como en otros momentos eran góticos y siniestros, de que si cogían un poquito de los Clash o de Cure, o de Jam o de Blondie, o de un montón de grupos de los que no tenía ni idea. En eso, el libro de Godes es enciclopédico, así como al final índica al personal circundante estilo Entourage y su séquito de los que lo apunta todo en la libretita de turno. Y música por doquier, y trajes por doquier. ¿Qué fue la movida? Hace unos años vi un trabajito que hicieron en TeleMadrid que no estaba mal, no sé por dónde andará, porque siete años son muchos y ya no se ve TeleMadrid en el extinto territorio Ramón ele punto. Es verdad que a mí toda esta música me llegó tarde, y aunque el en viejo Vashundara escuchábamos más a Dinarama, en esta época, para mí postpañal y pre Luis Braille, me pilla muy lejos. Pero el personal de esa época heroica de Villa Desmadre, como el fallecido hombre de la camisa verde, hablaban más de los hermanos de Barón Rojo y del concierto de Leño en el casino de Algezares. Es lo que hay, aunque nadie relea como el hombre de la camisa verde los Campos de Morsas Esféricas, aunque me decía que todos los de la movida eran unos drogadictos, como casi todos. La verdad es que lo que nos ha llegado a los que nacimos el año que los Blazers ganaron su título, y somos más gamberros, nos hemos hecho de Los Nikis y de Los Acusicas, y de Airbag, y de Fanta y de todo lo que nos recomiende Joaquín Rodríguez. De cuestiones políticas, en el excelente libro, hay opiniones para todos los gustos, así como críticas a Alaska por su pasado en Cope y por hablar de revistas del corazón. Estoy de acuerdo con algunas opiniones que ya estaba bien de tanto tontoautor y de tanta Jarcha (aunque luego somos unos calzonazos y pagamos 28 euros por ver a Quique González o casi treinta para ver a Ismael Serrano, o hacer el fantoche repitiendo estrofillas de tres al cuarto de Vetusta Morla). En fin, que todos hemos tenido días malos. La única ventaja que tenía el personal de la época es que podían ver una buena macedonia musical por la tele, y tenían Aplauso, y luego la elitista Chamorro y otras desviaciones más o menos malintencionadas, y que ayuntamientos y medios premiaban a unos y otros según de que pie cojearan, que siempre es bueno cojear para llenar el bolsillo, digo yo. Terminando, para el que le interese el tema y la época, el libro de Patricia Godes es imprescindible. Y todo lo demás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por aquellos años abrí yo en Santander uno de los primeros discobares donde se podían escuchar maquetas de grupos españoles y fumar porros. Éramos El Sol, El Zeppelin y el JJ. Sí, me machacó la mafia policial de Venero &cia y los insurgentes de Fuerza Nueva.
Qué tiempos! Conservo un par de cuadros que me regaló el batería de Deltonos.


PD. Muncho, haz párrafos, joder, que ando mal de la vista.

Eme (Nada que ver con eme dj)) dijo...

Yo ni Isma ni Quique

supersalvajuan dijo...

Necro, das envidia. Lali, te evitaste dos moñadas.