martes, 14 de julio de 2015

Braquo. Tercera temporada

Nada es lo que parece. Tampoco en la tercera temporada de Braquo. Nada. Ni por asomo. Una temporada de venganzas: de niñas que ya son mujeres y de amigos del tinte que lo dejaron por el gran Manolo Montalvo. Y la coctelera de venganzas aumenta con lo peorcito de la mafia armenia, rusa y turca. Con lo bien que le hubiera quedado un tuit al concejal madrileño de turno sobre Braquo y no meter(se) en berenjales (y tampoco en coche oficial, ya que nos ponemos). Pero Braquo es mentira y engaño, es Caplan y Caplan pero, con la novedad, de los saltos temporales. Todo tiene un motivo incluso en los más cabrones policía. Incluso esos policías, a veces, tienen su corazoncito. Y las cárceles rusas. Y violaciones que no son violaciones. Y charlas en los hospitales sobre el arte y Louis de Funès. Si. Incluso en la cafetería de un jodido hospital se puede hablar de Louis de Funès. Y lo que no es ni lo parece. Y personajes que salen y desaparecen. Y rusas con herencias mal dadas. Y todo lo demás.

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