Hace 1 hora
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Lilyhammer. Tercera temporada.
De Brasil a Noruega pasando por Liberad a Willy y bocatas de panceta. El Flamingo en llamas, el Islam convertido en humor, la hipnosis como salida, los cumpleaños olvidados, las cárceles de ningún sitio, ADN en restos de amigas comunes. Todo eso y mucho más es la tercera temporada de Lilyhammer. Reaperturas por todo lo alto, cócteles molotov, locuras y pulsos. Trenes y cajas de herramientas. Siempre hay que tener una cabeza de un Bautista en el cuadro de la oficina y seguir la Biblia al pie de la letra. Ojo por ojo, citas bíblica, camiones que resucitan y bombas que llegan vía bicicleta. Fotos en crucigramas, relojes que hacen recordar, ropa saltarina y carreras camino de Oslo. Viva Noruega y la igualdad. Viva la sangre fría. Y los mayores mafiosos murieron por enfermedades relacionadas con su estilo alimenticio, por el vicio y los azúcares, por el trigo y la mala vida. Francotiradores, carreteras secundarias, malas bestias y todo lo demás. Grandes reservas, Flamingo Riserva. Los noruegos no sabían disfrutar de la vida. Tuvo que llegar un sopranístico personaje para realzar el asunto. En la época de Twitter, cualquier palabra es clave. ¿Por qué todo el mundo en Noruega va de liberal? Hay opiniones que hay que cambiar. Sí o sí. Y Servicios Sociales puede cambiar de opinión, y un tipo no tomado en serio muchas locuras. Y de Brasil no solo vienen bellezas, sino problemas, enfrentamientos entre hermanos y fantasmas. Y a los fantasmas hay que matarlos. Y los viejos amigos traen bichos colaterales, y si no se marchan a Siberia, hay que darles pasaporte. Bien lejos. Y la puerta del cielo, de ida y vuelta, con un San Pedro muy personal que incluso atiende a musulmanes convertidos. Una lástima acabar con la historia de nuestro particular mafiosillo entre esquíes, pero la vida es así, incluso, otra vez, terminando con guiños como en temporadas anteriores. Y al final se sacan conclusiones del tipo del que al un cojo se acerca, si al año no cojea, renquea; que hay que romper toda relación antes o después; que demasiada leche es mala; que en un barca, todo es posible; que siempre hay sueños y puntos suspensivos y todo lo demás.
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2 comentarios:
Al punto final de los finales no le sigan 2 puntos suspensivos.
Ufffffff... Error...
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