sábado, 1 de diciembre de 2018

Kriger (El Combatiente). Primera temporada.

El pasado vuelve al presente del excombatiente y tiene que hacer un favor a la viuda de su amigo. O varios. O entrar en el puto infierno. En el más cabrón de los infiernos. Ese es la premisa de Kriger (El Combatiente). La vuelta a Dinamarca, vivir en un barco, animar a una familia a cambiar. O no. Y meterte en el infierno hijoanarquista o mayanístico de turno. Ya lo decía Volpini: "El Diablo es un agente doble al servicio de la Providencia". Pero no siempre se cumple. No siempre el Infiltrado vive en un mar de agua bendita. No es bueno buscar un ideario jacksontellerista en la península de Jutlandia, pero se agradece el intento. Se agradece, aunque no siempre sea un éxito conseguirlo. Cicatrices, chupas demasiado brillantes, cuero edulcorado, niño que culpa al mundo de todo, chandals que encriptan mensajes, muertes junto al invernadero y sangre a saco. No es una serie redonda pero el propósito de mostrar la inadaptación tras la vuelta resulta real, incluso convincente. Pero también muestra el vacío de nuestro interior, la búsqueda de un éxito que acabe con nuestra torpe frustración. Y todo lo demás, también.