sábado, 12 de enero de 2019

Black Mirror. Bandersnatch.

¿Qué capacidad tenemos de elegir? ¿Qué capacidad de escoger? Desde bien pequeños, casi ninguna. Familia, vecinos, maestros, curas, monjas, videojuegos. Lo que nos viene dado, a no ser un froilinístico sobrino y que todo caiga del cielo y tenas vacaciones gratis. Y si nos viene una teoría de la conspiración. Elegir, jugar, perder. Siempre salimos perdiendo. Todo es mentira. Música electrónica para soñar y escribir, paredes llenas de papeles, jefes locos y padres obsesivos. Y luego hay una noche de cine que te cambia la vida, un tren que escapa y te lleva al abismo, unos cereales que cambian tu desayuno. Locura, locura, locura. Elegir lo que no se puede elegir, destino que no se puede elegir, control que no se puede escoger. Nada se puede cambiar, nada nos aleja del abismo. Somos marionetas de otros, nunca hacemos lo que queremos. Elegir, dicen algunos ilusos. Viva la utopía, viva Tomas Moro, viva Erasmo, viva el quijotesco destino que nos espera y suerte si pillamos un Sancho que nos aguante y un espejo que nos refleje y no nos consuma. Vaya un timo esto de la vida, vaya un tocomocho nuestra existencia, vaya una jodienda con vistas al autobús de dos plantas, vaya un juguete de mierda. ¿No vivimos en un delirio continuo? ¿De qué sirve nuestro entretenimiento? ¿Este entretenimiento no es solo un pretexto para disfrazar nuestra vulgaridad? ¿Por qué ilustrar la paranoia con demasiadas opciones? Y el cine dentro del cine, y todo lo demás. ¿Es Bandersnatch otra simple tomadura de pelo (zanahorio)? ¿Todo nos lleva a sustancias que nos cambian las decisiones? ¿Espíritus que nos llevan a ningún sitio? ¿Todo son metáforas? ¿También el Pacman? En fin. El que quiera una opinión buena sobre Bandersnatch, aquí la tiene. Visiones. Será por finales, será por ilusiones, será. Solo falta José Feliciano cantando como en Fargo. Vaya usted a saber si el conejo necesitaba otra madriguera o el padre de la criatura un flequillo nuevo o una sepultura perruna. Nunca digas nunca jamás ni Hobbes era un pensador de pacotilla. ¿O era al revés? Versiones lineales para escapar de la opción. ¿Es toda la saga de Black Mirror una tomadura de pelo continua? ¿Es Black Mirror una pildorita para elegir nuestro futuro? ¿Fue todo mentira en el verano de 2012? ¿Somos un experimento providencial? Coda: Siempre nos quedará Tangerine Dream. Coda 2: ¿Llegaremos a algún sitio? Coda 3: Como al final de Juegos de Guerra, la única manera de ganar es no jugar. No jugar.

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